Estilos. La cantante estadounidense ha cambiado de imagen en varias ocasiones. Ha sido rubia, morena, con el cabello liso u ondulado.
Madonna es una experta en el arte de la transformación. Convence igual de rubia o de morena, con rizos o con pelo extraliso, aunque quizás el look más favorecedor es el que luce actualmente: una melena rubia natural con la raya a un lado y ondas setenteras.
La cantante ha adoptado esta imagen para su último trabajo, Confessions On A Dance Floor, que es un homenaje a la música dance de esa época.
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La portada del disco nos da las claves para seguir esta tendencia: colores brillantes, medias de rejilla, bodies y taconazos. Madonna viste modelos parecidos en sus conciertos, pero en su vida privada aparece mucho más recatada.
En los años ochenta, ícono de una época junto con Prince y Michael Jackson, Madonna promocionó sus primeros éxitos con trajes cargados de erotismo. El corsé con conos cubriendo su pecho es ya mítico, igual que las innumerables cruces que se colgaba del cuello, los lazos o los guantes negros.
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Poco después la cantante consigue consagrarse como actriz gracias a su papel en la película Evita. Esta actuación marcó tanto a Madonna que incluso adoptó el estilo aristocrático de la primera dama argentina.
El pelo recogido en moño, los labios de intenso carmín y los tocados con redecilla descubrieron a una artista más seria.
Durante una temporada vistió colores oscuros que contrastaban con el blanco inmaculado de su piel, e incluso empezó a echar músculo. El pelo liso con la raya en medio configuraron su estilo gótico, el más desafortunado.
Pero Madonna volvió a arriesgar dando un nuevo giro. La artista potenció sus rizos naturales y optó por un atuendo de cowboy.
La polémica siempre ha estado presente en la carrera de Madonna, la indiscutible reina del pop que también puede presumir de ser la artista más camaleónica.