¿Protección a los niños o hipocresía? La productora de la serie animada de ‘Tom y Jerry’ anunció que comenzará a censurar todas las imágenes donde el ratón y el gato aparezcan fumando o bebiendo, desde 1941. No obstante, la serie está llena de escenas violentas y estereotipos intocados. En la primera escena, uno de los frecuentes golpes de Tom, luego vemos el estereotipo que se presenta de los africanos. Por último, en la contemporánea ‘Futurama’, se fuma y se bebe a granel, pero no es un cartoon  para niños, aunque Teleamazonas  la emite en horario infantil.

“Pueden agredirse con martillos, hachas y espadas y también pueden hacerse volar por los aires con un montón de explosivos. Solo hay una cosa que ‘Tom y Jerry’, los conocidos personajes de dibujos animados, ya no pueden hacer en Gran Bretaña: fumar.”

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El comentario es de lo más apropiado y fue incluido en los reportes que mandaron las agencias internacionales de noticias sobre el reclamo que presentó la oficina del gobierno británico que controla la industria del entretenimiento (Ofcom) en contra de las escenas con cigarrillos de todas las fábulas de ‘Tom y Jerry’ que se emitan en horario infantil.

Ofcom había señalado la “posibilidad de un daño” para los niños que vean al viejo gato Tom fumando. La oficina intervino luego de recibir quejas de algunos espectadores que protestaban, entre otras cosas, por una escena en la que Tom, vestido de vaquero, intentaba seducir a una guapa gatita fumando un cigarrillo.

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En su informe, el organismo regulador británico reconoció que ‘Tom y Jerry’ es una serie “histórica”, creada en una época en que el tabaquismo “estaba generalmente más aceptado” y para un público familiar. Sin embargo, prosiguió, en la actualidad esos dibujos animados son observados principalmente por niños, “algunos de muy corta edad que podrían estar viéndolos solos”.

El asunto no queda solo en ‘Tom y Jerry’: Turner Broadcasting revisa más de 1.500 dibujos animados clásicos de Hanna y Barbera, entre ellos ‘Los Picapiedras’ y ‘Scooby-Doo’, para retirar las escenas que dan glamour al acto de fumar. “Revisamos todo el catálogo”, dijo Yinka Akindele, portavoz de Turner en Europa.

Bueno, digamos que la censura a los dibujos animados tiene la justificación de la lucha en contra del tabaquismo. Pero cómo se explica esta otra información: “Los dibujos animados de Speedy González, el ratón más rápido de todo México, casi han desaparecido de la televisión en Estados Unidos por ser considerados ‘políticamente incorrectos’.
Cartoon Network pensaba que este ratón y sus divertidas andanzas representaban un estereotipo ofensivo de los mexicanos, además de ser un mal ejemplo para los niños porque sus amigos fuman y beben”.

Si lo de los estereotipos fuera cierto, entonces, ¿cómo se entiende que haya una intensa campaña para el regreso de Speedy promovida, precisamente, por grupos y publicaciones de latinoamericanos que no se sienten ofendidos por el personaje?

Lo cierto es que el hecho de que se comienzan a censurar dibujos animados es preocupante. ¿Qué pasará cuando se acuse a los cuentos de hadas de no ser políticamente correctos o cuando se diga que los cuentos de los hermanos Grimm promueven ciertos prejuicios? ¿Se comenzarán a censurar libros, también?

Por supuesto que los dibujos animados no son inocentes. En ‘Tom y Jerry’ el problema más que cualquier tabaquismo es la extrema violencia que ejercen los protagonistas unos contra otros. De hecho, la serie es la inspiración a la sangrienta ‘Tomy y Daly’ de ‘Los Simpsons’. En los mismos Simpsons, ¿No es Homero un alcohólico social? ¿Qué decir de ‘Futurama’, donde uno de los protagonistas es Bender, robot degenerado, ladrón, bebedor y fumador?

En estos casos hay una diferencia sustancial: están dirigidos a un público adulto. Además, el argumento salvador es que son series que hacen de la ironía y la crítica social sus banderas. No obstante, en el Ecuador, Teleamazonas suele programar estos dibujos animados (y otros como el violento ‘Padre de familia’) en sus horarios para niños, por la mañana, al mediodía y antes de su noticiero nocturno. ¿Cómo se puede entender semejante desatino?

Retornemos al pasado. ‘Tom y Jerry’ son una pareja que hace de la violencia su forma de convivencia. ¿En sociedades marcadas por la violencia doméstica, no es un antivalor más peligroso que el fumar y beber? En esta serie como en la mayoría de dibujos animados antiguos (los de Hanna y Barbera son mayoría), los golpes, trampas y disparos están a la orden del día: ¿Por qué eso no motiva protestas? ¿No hay en todo esto una hipocresía, bajo la cual no importa tanto la violencia y los estereotipos sociales y raciales, pero sí la corrección formal de no caer en ciertos vicios?

Estereotipos y prejuicios. Esos eran otros ingredientes. Solo basta ver cómo en los mismos ‘Tom y Jerry’ o en Looney Toons se retrataba a los negros africanos como ingenuos pero voraces caníbales que iban semidesnudos con un hueso en la cabeza… ¿Y  no éramos los latinoamericanos pintados como seres taimados, vagos, parranderos, borrachos, etcétera?

Es cierto que se debe proteger a los niños de lo que pueden ver en televisión, pero ¿cuáles son los contenidos realmente nocivos?