Resulta llover sobre mojado insistir en la ausencia de guionistas solventes en la TV ecuatoriana. Ese es uno de los grandes problemas en el momento de hablar de la deficiencia en las producciones.

Cada nuevo año se hacen intentos. Este 2006, las televisoras han lanzado una gran cantidad de nuevos proyectos. En Teleamazonas se comenzó a emitir desde este lunes una nueva temporada de  “historias personales”, la serie que bajo la dirección del actor y dramaturgo Peky Andino marcó la época más alta en cuanto a calidad de historias. Por eso el reto de una nueva temporada, que tendrá como escenario la ciudad de Guayaquil, es muy grande.

Por lo que se vio en el primer capítulo, es imposible aún evaluar la calidad de los guionistas. Una edición fragmentada, llena de saltos en la historia, casi como en un video clip,  fue el recurso utilizado y el que complica mirar si la base narrativa estuvo a la altura. Habrá que esperar otros capítulos.

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En el campo de la comedia, la ausencia de sólidos guiones es tanto o más notoria que en el drama de factura doméstica. Otra muestra de eso es la comedia ligera ‘Departamento 69’, que se emite los martes por Canal Uno.

El escenario
Se cuenta la historia de tres amigas que en la madurez deben compartir un departamento en una multifamiliar ubicada en un popular sector de Guayaquil. Las relaciones entre las tres amigas y con vecinos de todo tipo establecen las circunstancias para la serie. Ya en pantalla se tiene una “sit com” con poca imaginación en plantear las situaciones que la fundamentan, con mala resolución de la trama y con chistes forzados y predecibles.  

Un nuevo intento fallido que carga con un lastre adicional. Las tres actrices con los roles protagónicos, Amparo Guillén, Prisca Bustamante y Azucena Mora, tienen una extensa trayectoria en TV y pueden ser muy talentosas, pero nunca han dejado de ser en esencia intérpretes teatrales. Sus gestos y acciones sufren de una exageración que vuelve aun menos convincentes  las situaciones que debieran ser el fuerte de la comedia. Con la quietud de los escenarios y las deficiencias de la puesta en escena y de la producción (audio deplorable y nula iluminación) se tiene la sensación de estar asistiendo a un espectáculo de variedades sin mayor gracia.

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Lo cual es malo para una comedia que se pretende televisiva  y aún peor para los televidentes.