Nada menos ni nada más que 23 millones 400 mil personas vieron la primera temporada de Desperate Housewives, la rompedora serie que transmite, para toda América Latina, Sony Entertainment Televisión.

La segunda temporada se estrenó ayer jueves, a las 19h00 (hora del Ecuador), con un ritmo aún más trepidante y partiendo justo del punto en que concluyó el primer año de la serie: Susan (Teri Hatcher) era rehén del atormentado joven Zach (Cody Kash), quien revólver en mano esperaba liquidar a Mike (James Denton), convencido de que este era el responsable de la desaparición de su padre, Paul (Mark Moses).

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Como se estila en este tipo de series, esta segunda temporada despeja dudas y presenta otros misterios: ¿Por qué se suicidó Mary Alice? ¿Qué es lo que busca Mike en Wisteria Lane?   El secreto del éxito,  más allá de toda expectativa que ha tenido Desperate Housewives, es la combinación de misterio con humor negro. Al parecer, las dos características volverán con toda la garra en este nuevo año.

La serie creada por Marc Cherry (The golden girls) cuenta a su haber con un elenco de talentosas y atractivas actrices de mediana edad, con la excepción de Eva Longoria, que hace de Gabrielle.  

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“Amas de casa desesperadas” no es exactamente un retrato de la vida en los suburbios donde la clase media estadounidense ha construido su “sueño americano”. Más bien, la idea que subyace es descubrir el lado oscuro de la normalidad, pero a través de un finísimo manejo de la ironía que evita caer en lo que podría ser una tosca caricatura.

La televisión puede ser un arte
Normalidad, ironía, oscuridad y humor... Mientras tanto, los personajes de Gabrielle (Eva Longoria), Susan (Teri Hatcher), Lynette (Felicity Huffman), Eddie (Nicollette Sheridan) y Bree (Marcia Cross) tienen la virtud de representar distintas partes en esa exploración. Por eso se trata de una serie apasionante.

Con ello, la serie que transmite Sony se convierte en uno de los puntos a favor de la televisión como arte frente a la televisión como un salto hacia el vacío. No por nada, se considera que los mejores escritores dramáticos de la industria estadounidense ya no están en el cine, sino en producciones televisivas como “Desperate” y muchas otras.

Como televidente, solo se puede desear que en la televisión local series de esa calidad le vayan quitando espacios y audiencias a la telebasura. Lo sé, por ahora es una utopía. Ya veremos cuando las olas despejan la playa.