La actriz colombiana dice que cuando se inició en la tv actuaba “orgánicamente”, pero eso cambió caundo decidió hacer cine.

Sabor a Caribe, talento y belleza, Angie Cepeda (Cartagena, 1974) es  una de las actrices latinoamericanas más prestigiosas. Actualmente vive entre Madrid y Los Ángeles filmando proyectos interesantes en uno y otro continente. ¿Se puede pedir otro síntoma del buen momento que vive la colombiana como profesional?

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Angie Cepeda estuvo en el Ecuador para la premiére de su película Amor en alquiler.
Pudimos conversar con ella en medio de las presiones de tiempo que se dan en visitas tan ajustadas. Sin embargo, nunca perdió calidez, concentración y dirección en las respuestas.

Pregunta: ¿Cómo te recibieron en Europa?, es un medio muy distinto.
Respuesta: Sí, es muy diferente, pero afortunadamente estoy aprovechando porque la verdad están saliendo las cosas. El año pasado estrené allá un thriller psicológico que se llama Oculto que tuvo críticas positivas. Ahora, en este enero, debemos estrenar una miniserie para televisión dirigida por Juan José Campanella y que se llama Vientos de agua, la cual trata sobre la migración. Siento que me están ofreciendo posibilidades y personajes mucho más interesantes. En este año participaré en el rodaje de dos filmes más.

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P: Tus papeles en el cine han sido muy versátiles: la comedia romántica, el drama y ahora un thriller psicológico…
R: Sí, y también voy a estrenar una película en Estados Unidos que se llama El muerto, basado en un cómic mexicano; es un largometraje de terror.

P: ¿Tu decisión es no encasillarte en un solo tipo de personaje?
R: He tenido la suerte de poder escoger películas distintas con personajes versátiles… ¡Eso es lo divertido de este oficio! Ahora, la inteligencia de un actor se nota más en los papeles que rechaza que en aquellos que acepta.

P: Personajes distintos requieren preparaciones actorales distintas. ¿Cómo los afrontas?
R: Depende. Hay personajes que son más relajados, que no te exigen mucho porque eres tú. O el director te pide que no hagas absolutamente nada y tienes que cumplir.
En cambio, hay personajes como los de Oculto, en el cual invertí dos o tres meses en prepararlo porque era mucho más desafiante, requería más concentración para escarbar por todos esos lugares oscuros los miedos, las fobias y las paranoias que todos tenemos.

P: Samy y yo y la obra que estrenas ahora Amor en alquiler en gran medida se sostienen por la química que estableces con tus contrapartes masculinas, Ricardo Darín, en la primera, y Ken Marino, en la segunda.
R: En Amor en alquiler es notoria la buena química que tuvimos con Ken. Graciosamente, la primera escena que filmamos juntos fue la del ascensor cuando supuestamente hicimos el amor, en tono de comedia. El director fue muy sabio al hacerlo así porque de esa forma aflojamos todas las tensiones y después todo fluyó.

P: El papel que significó el punto de cambio en tu carrera fue el de Pantaleón y las visitadoras. ¿Qué recuerdos guardas?
R: En realidad fue mi segunda película, pero como si hubiera sido la primera. Ese largometraje me abrió las puertas en todas partes porque giró por muchos países y a la gente le encantó. A raíz de eso es que yo empecé a trabajar en España, Italia, Argentina, Estados Unidos.

P: Tú venías de las telenovelas, un formato donde los actores y  actrices tienen fama de no tener mucha preparación. ¿Fue un estigma para ti?
R: Hay de todo, hay muchas actrices de calidad que no tienen oportunidad de hacer cine y deben hacer telenovelas. Ahora sí te digo que cuando  me inicié en la TV era una actriz absolutamente orgánica que no tenía ningún tipo de formación, pero cuando decidí ampliar mis horizontes quería hacer cine y ser una actriz que trabajara con gente de peso, me fui a los Estados Unidos para trabajar con un profesor maravilloso que se llama Eric Morrisey. Y ahora, en este mismo mes, voy a estudiar con otro maestro que se llama Juan Carlos Coraza. En este lapso aprendí que es una pérdida de tiempo trabajar sin técnica porque no sabes cómo sacar partido de tus talentos. 

P: ¿Ves tus viejas actuaciones? ¿Revisas los videos de Las Juanas, por ejemplo?
R: ¡No! Para qué morirme de la vergüenza. Soy perfeccionista y nunca quedo satisfecha.

P: En Amor en alquiler se nota un crecimiento actoral frente a la actriz orgánica que persiste en Pantaleón.
R: Es una pena, pero los personajes llegan cuando deben llegar. Cuando veo Pantaleón me digo a mí misma que si hubiera recibido ese material ahora que tengo  mejor formación actoral, le hubiera sacado más partido.  Pero bueno, lo hice con lo que tenía en ese momento y salió. Sin embargo, el mejor consejo que le puedo dar a cualquier persona es prepararse y como dice Harvey Keitel un actor nunca deja de prepararse ni de estudiar.
 
P: ¿Cine o televisión?
R: Cine, definitivamente. Televisión solo si me ofrecen algo muy interesante.