Carlos Luis Tamayo lleva siete de sus 27 años en la Penitenciaría. Fue jefe de personal hasta que el 7 de julio pasado se hizo cargo del puesto del entonces director, Eddy Enríquez, acribillado por desconocidos. Hoy denuncia que ha sido amenazado de muerte él y su familia. Pide se declare al penal en emergencia.

Pregunta: ¿Qué hacer, se le escapa de las manos el control en la Penitenciaría?
Respuesta: La crisis que está atravesando el sistema de rehabilitación social en el Guayas no es de ahora sino de hace mucho tiempo. Lastimosamente a nadie le importó, o le convino, informar que realmente era de emergencia la situación. Es difícil tener el control total.

P: ¿Por qué?
R: No tenemos el recurso humano adecuado, no tenemos materiales necesarios. Cómo puede ser posible que un penal, construido para 1.100 reos albergue a 3.383.

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P: Están juntos quienes tienen juicio de alimentos y los de alta peligrosidad...
R: La ley dice que la persona que no pague las pensiones alimenticias o adeude más de dos meses deberá internarse en un centro de rehabilitación social.

P: Igual pasa con los sin sentencia. No se los separa.
R: En este centro no hay ninguna área de máxima seguridad. Para eso hay que implementarlo con celdas unicelulares (una persona por celda), circuito cerrado de televisión, seguridad completa con personal armado. Esto demanda dinero que la Dirección de Rehabilitación Social no lo tiene.

P: No hay control. Los internos consumen droga frente a los guías.
R: Debería haber tres guías por pabellón pero se da lo contrario, son tres pabellones por guía y cada uno alberga de 70 a 200 internos. Esto quiere decir que un guía llega a contar más de 500. Son 25 guías por guardia y solo nueve personas vigilan al interior, con mangueras y palos.

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P: Familiares y reos afirman que hay mafias de guías que facilitan ilícitos.
R: No puedo confirmar si existen mafias de guías o de internos. Son 3.500 presos y la mayoría de alta peligrosidad. Guías, obviamente, en toda institución hay ese tipo de problemas. En todo lado hay servidores buenos, malos y mediocres. Lastimosamente la entrada de armas es un mal que se ha venido dando durante muchos años. Es por la falta de personal.

¿Cómo puede ser posible que los guías estén armados de mangueras y palos? Entonces, si los internos tienen armas de fuego o blancas, ellos tienen que hacerse a un lado.
Carlos Luis Tamayo,
director de la Penitenciaría