Desde el inicio del caso Watergate que obligó finalmente a la renuncia de Richard Nixon, la identidad del informante principal fue una de las curiosidades políticas más intrigantes para los estadounidenses, pues siempre se especuló que tras el sugestivo alias de Garganta Profunda (Deep throat), se escondía algún personaje de singular importancia, ahora sabemos que es el ex número dos del FBI.

Se dice que el alias fue incorporado por Howard Simons, editor del Washington Post, diario que lideró las denuncias y la investigación sobre el caso Watergate gracias al trabajo de los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward, quienes descubrieron un submundo de actos ilegales que corría paralelo a la intriga política de la capital estadounidense. La revelación de la verdadera identidad de Garganta Profunda ha permitido que los estadounidenses recuerden con ansiedad y nostalgia el caso Watergate, exalten la labor periodística que ejercieron en ese tiempo Bernstein y Woodward y se pregunten, adicionalmente, qué tan perdido se encuentra en estos tiempos el valor de las fuentes anónimas en los trabajos de investigación periodística, tan desacreditadas con los recientes desaciertos de algunos medios de comunicación, lo que, sin embargo, no impide reconocer su vigencia e importancia.

Resulta curioso señalar que Simons utilizó el alias DeepThroat en alusión directa a la película porno de igual nombre, la cual fue considerada un clásico en su género.
Exhibida en 1972 y producida por Louis Periano, un mafioso, la película se convirtió en un fenómeno de la cultura pop de la década del setenta, al punto que un editorialista de la revista Time señalaba recientemente que la película despertó un sentimiento que convirtió a lo porno en sinónimo de “modernismo chic”, convirtiéndose en un referente de una época en la cual la liberación sexual trataba de llegar a su clímax por más esfuerzos contrarios que se realizaban: de hecho, en varias poblaciones de  Estados Unidos, la película se exhibía ante jurados para determinar si era o no obscena, sorprendiendo la variedad de criterios judiciales así como la reacción de distintas comunidades.

En todo caso, Deep Throat llegó a ser el mejor exponente del cine porno y por algo, lo prohibido, lo secreto o lo infame, fue utilizado como alias para identificar al informante del caso Watergate. Con la licencia respectiva, pienso que no sería mala idea utilizar lo de la garganta profunda para graficar ciertos procesos que se dan en nuestro país, especialmente al reconocer que, de forma figurativa, hay quienes piensan que tragamos cualquier cosa sin que se nos quede atravesada en la garganta. ¿Ejemplos? Fíjense cómo el Congreso se preocupa ahora por el rol de tutelaje asumido por las Fuerzas Armadas y que permite el retiro de apoyo al gobernante de turno. Está bien que se discuta aquello, pero antes, ¿no deben recordar que previo a la caída de Gutiérrez, era precisamente el retiro del apoyo lo que buscaban ciertos sectores políticos al supuesto tenor constitucional? ¿Mala memoria? No, eso se llama garganta profunda o simplemente hipocresía, en cuyo caso discuto lo que es realmente porno y opto por ver la película, aclaro, por primera ocasión.