El proyecto de difusión cultural titulado Alta Cultura, que lidera el historiador Juan Castro y Velázquez, se inaugurará el miércoles 27 de abril, a las 21h00, en el MAAC Cine (Malecón 2000), con la proyección del filme Muerte en Venecia, del realizador italiano Luchino Visconti.
La primera actividad oficial de este programa, que se efectuará los domingos, será el 1 de mayo, a las 11h00, con la exhibición del audiovisual de la ópera Muerte en Venecia, de Benjamín Britten.
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La novela Muerte en Venecia, del escritor alemán Thomas Mann, ha constituido, desde su aparición en 1912, un referente de dos etapas cruciales: la juventud y la vejez. Con una escritura que revela un complejo pensamiento humanístico, intensidad y penetración psicológica, Mann imprime con su prosa una aparente simpleza narrativa a la obra. Su novela ha sido, además, inspiración para otros genios de la cultura: Benjamín Britten y Luchino Visconti, un músico y un cineasta, respectivamente.
Britten nació en Inglaterra, en 1913. Comenzó a componer desde los 5 años, pese a no contar con una guía musical. Uno de sus primeros trabajos fue componer música para películas documentales producidas por la Oficina General de Correos (1935), lo que le dio las bases para escribir óperas en el futuro.
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Cuando Britten enfermó gravemente entre 1971-72, se rehusó a ser intervenido quirúrgicamente hasta terminar su última ópera, Muerte en Venecia. Asistió a su estreno en 1973 en silla de ruedas.
Visconti, por su parte, hizo de la novela de Mann una película, con la interpretación de Dirk Bogard, quien realiza un trabajo de profundo rigor psicológico.
El director captó a Venecia no como una ciudad sino como un personaje.
Visconti logra mostrar en el filme hermosas escenografías y minúsculos detalles, como la cadencia de las góndolas y la basura flotando en los canales venecianos, un contraste entre la opulencia y la descomposición.