De la misma manera que el señor Roberto Aguilar analizara cada aspecto del concierto del tenor español José Carreras, me permito hacer lo mismo con su artículo publicado el 24 de octubre.

El Teatro Centro de Arte tiene capacidad limitada de 860 personas, lo cual influye en el valor de las entradas. En el espectáculo en mención las cinco primeras filas  costaron $ 300, las restantes, todo el Teatro, fueron de  250. Mi esposo y yo, de la tercera edad, como una gran mayoría de los asistentes, pagamos  125 y disfruté agradecida de poderlo hacer. Nuestros referentes culturales no son únicamente tomados de la televisión. Muchos hemos tenido oportunidad de admirar en centros del exterior diferentes manifestaciones culturales. Seguramente el Carreras de hoy no es el de sus años de mayor gloria, pero consideré un privilegio poderlo ver y escuchar en un teatro de mi ciudad,  donde  en verdad pude apreciarlo.

Al compartir este concierto con la comunidad que respondió ávida de cultura a la convocatoria en el Malecón, y en el del Salado, estamos promoviendo la cultura. El público complacido aplaudió como si tuviese al tenor al frente.

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Señor Aguilar, no soporto que  piense que prefiere oír al maestro en televisión y con la Filarmónica de Viena. ¿No se siente tremendamente orgulloso de nuestras sinfónicas? La de Guayaquil estuvo sencillamente sensacional. Me comentó alguien que estuvo en el malecón: “El maestro Carreras se irá, pero la Sinfónica se queda, pues es nuestra”. ¿Qué le parece?

Guayaquil necesita de cultura en todos los ámbitos y manifestaciones,  por eso trabajamos quienes aun a precios altos hacemos el esfuerzo y comunicamos algo que no sea solo malas noticias, discusiones intrascendentes, programas de baja calidad artística, sino canto que eleva el espíritu y despierta sensibilidad en medio de tantas dificultades. Ustedes amigos son parte de este esfuerzo de nuestra promoción cultural, al ser invitados para ofrecer sin costo alguno al público diferentes  temas. Nuestra labor es ardua, pero vale la pena.

Laura E. Donoso R. de Albán
Guayaquil

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El artículo ‘Ojo a la TV’ dice textualmente: “Por último: para ver a José Carreras en televisión me quedo en casa y lo veo con la Filarmónica de Viena, ¿no?”.

Pues, ¡no! Fue un acierto poner las pantallas gigantes en los malecones, en un marco hermoso, con la fresca brisa y todo el lugar iluminado; el público llegó en gran cantidad con deseos de ver y escuchar al tenor Carreras. Fue gratificante estar ahí.

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En cuanto a la  Sinfónica de Guayaquil, se pasó; como cualquier gran orquesta del mundo interpretó con profesionalismo y entrega todos los temas requeridos.

Beatriz Domenech G.
Guayaquil