Los dos candidatos a la vicepresidencia de Estados Unidos, el republicano Dick Cheney y el demócrata John Edwards, se enfrentan el martes en un debate televisado que promete ser tan o más interesante que el que ya protagonizaron los candidatos a la presidencia, George W. Bush y John Kerry.
 
El programa ofrece un duelo inédito entre dos hombres totalmente distintos.  Richard (Dick) Cheney, de 63 años, no busca caer simpático. Es un hombre que  prefiere estar detrás del poder, que defiende sin pudor los logros de los  cuatro años de gobierno de Bush, incluso sus decisiones más controversiales, y  que ataca con dureza a sus rivales.
 
Por el contrario, John Edwards es todo sonrisas. Es un hombre del sur,  esbelto y bronceado de 51 años, que representa el optimismo congénito del  pueblo estadounidense. Pero desde el comienzo de la campaña, el senador por  Carolina del Norte no logra terminar de darse a conocer e imponerse frente al  duro Dick Cheney.
 
Su único debate cara a cara de la campaña previsto para el martes a partir  de las 21H00 locales (01h00 GMT) en la Universidad de Cleveland (Ohio,  centro-norte) parece de resultado incierto.
 
Siguiendo el antecedente del debate del jueves entre Bush y Kerry,  probablemente el tema de Iraq será uno de los principales puntos de discusión  entre ambos aspirantes a la vicepresidencia.
 
Cheney es considerado como uno de los "halcones" del equipo de Bush y no  muestra arrepentimiento alguno sobre esa guerra. Al contrario, la vincula con  incluso más vehemencia que Bush a la guerra contra el terrorismo de Al Qaeda y  afirma que quienes se oponen a ella le hacen el juego a los terroristas.
 
"Creo que la idea según la cual será necesario retirarse y buscar la  protección de nuestros océanos sin perseguir agresivamente a los terroristas y  los que los apoyan es totalmente irresponsable", afirmó la semana pasada.
 
Privilegiando la ironía para burlarse de John Kerry, Cheney lleva la  crítica lo más lejos posible. Provocó un alboroto al advertir que si los  electores tomaban una "mala decisión el 2 de noviembre", Estados Unidos podría  ser nuevamente blanco de los terroristas.
 
Edwards se encargó de responder y denunció una actitud antipatriota de  Cheney, que "cruzó la línea roja al agitar el miedo".
 
Desde entonces los demócratas sostienen que "George W. Bush y Dick Cheney  están dispuestos a decir y hacer cualquier cosa para salvar sus cargos".
 
También apeló a su discurso social sobre un "Estados Unidos con dos  velocidades", la de los ricos y la de aquellos "que trabajan pero no se  enriquecen", que le permitió ubicarse en la fórmula presidencial demócrata  junto a Kerry, luego de haber brillado como su principal rival en las internas  del partido a comienzos del año.
 
Contrariamente al experimentado Cheney, Edwards es de origen familiar  modesto y tiene solamente seis años en política, en el senado, tras una  brillante carrera como abogado litigante.
 
Los demócratas apuestan a su talento como orador y abogado para  contrarrestar el discurso inteligente de Cheney, a menudo presentado como uno  de los vicepresidentes "más influyentes" de la historia estadounidense.
 
En el plano personal, ambos hacen alarde de sus familias. La elegante Lynne  Cheney presenta a su esposo al comienzo de cada acto electoral.
 
John Edwards, padre de tres hijos de 22, 6 y 4 años, deja que su esposa  Elizabeth presida ella sola las pequeñas reuniones electorales en todo el  país.