Los investigadores vinculan la alta tasa de cáncer infantil a los desechos y vertidos que se han acumulado sin control en la zona, y que son altamente contaminantes.
 
Según el informe, en la región amazónica de Ecuador cada pozo que se perfora produce una media de 4.000 metros cúbicos de desechos procedentes del interior de la tierra, como son lodos de perforación, petróleo, gas y aguas residuales.
 
Estos desechos se depositan con frecuencia en piscinas de tierra, de donde son eliminados directamente al medio ambiente o por la rotura de la piscina o por el desbordamiento debido a las lluvias.
 
Si se detecta la existencia de petróleo y se inicia la fase de extracción, entonces se construyen unas estaciones que producen, cada día, más de 16 millones de litros de desechos tóxicos, que se depositan en piscinas, y se queman más de 1,5 millones de metros cúbicos de gas, sin control de las emisiones ni de la temperatura.
 
Todo ello va acompañado de otros desastres medioambientales, como el vertido de hidrocarburos a los ríos, los escapes procedentes de los pozos o los derrames que se ocasionan en los trabajos de mantenimiento de los más de 300 pozos de producción de la zona.