Las aportaciones privadas se han convertido en uno de los pilares fundamentales de los fondos que gestiona el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en América Latina, hasta el punto de que suponen ya el 30% de su presupuesto anual.
El director regional para América Latina y el Caribe de Unicef, Nils Kastberg, explicó que la organización administró el año pasado recursos de 1.400 millones de dólares, de los que 400 millones provinieron de entidades privadas y particulares.
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Las empresas y corporaciones respaldan sus tareas, con donaciones que fueron de 50 millones el año pasado, como con actuaciones de apoyo.
Esta colaboración tiene una especial importancia en Latinoamérica, donde el 59% de los menores de 18 años vive con menos de un dólar al día, lo que se considera por debajo del umbral de la pobreza.
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Estas cifras se disparan si se consideran las minorías, como los indígenas o los llamados "afro-descendientes", de los que el 92% vive en la miseria.