El humo blanco y acre del incienso se eleva en volutas desde un quemador de barro mientras María de Lourdes González Vila inicia con sus estudiantes una ceremonia de purificación, o una limpia como se le conoce en algunos países latinoamericanos.

Mientras sopla suavemente el humo perfumado sobre sus cabezas, brazos, piernas y bocas, Vila trata de purificar la mente y el cuerpo de los estudiantes anulando toda energía negativa.

Vila es una curandera mexicana que fue invitada por la Universidad de Nuevo México (UNM) para participar en un curso de dos semanas sobre la práctica de la medicina folclórica indígena, también conocida como curanderismo tanto en México como en otros países de América Latina.

Publicidad

Un continuo flujo de inmigrantes latinoamericanos ha incrementado la demanda por el curanderismo en el suroeste de Estados Unidos. A menudo calificado erróneamente como brujería; la práctica también ha captado el interés de los médicos que tratan de aprender sobre las diversas maneras de aproximar la medicina y el curanderismo.

El oficio es una concepción holística y espiritual de la medicina que se vale del mundo natural para curar la mente, el cuerpo y el alma. Las curanderas a menudo preparan brebajes, cremas y tinturas de hierbas y plantas y dan masajes terapéuticos para tratar una amplia variedad de males, según los expertos.

Los mexicanos y en general los hispanoamericanos han venido practicando este tipo de medicina durante siglos, afirmó Eliseo Cheo Torres, vicepresidente de asuntos estudiantiles de la UNM que organizó el curso.

Publicidad

El curanderismo es una mezcla de conocimiento y rituales y de medicina indígena, y parte de su cultura. No solo es una manera de curar, sino también es fuente de orgullo para los latinoamericanos.

Además de crear remedios derivados de plantas, los curanderos son venerados dentro de la cultura latinoamericana como dotados con el don de curación e intuición sobrenatural.

Publicidad