Leí en este matutino el 9 del presente mes, que el Concejo de nuestra ciudad financiará un proyecto social con la Universidad Católica mediante el cual restaurará la  cárcel municipal, en la calle Julián Coronel, llamada antiguamente Calle del Dolor.

Esta cárcel pública construida de mampostería (piedras, ladrillos, cal, arena), material que por primera vez se utilizó en Guayaquil, fue levantada con planos del arquitecto italiano Rocco Queirolo, elaborados en 1881, y constituye uno de los cinco edificios más antiguos de nuestro puerto.

Está bien la remodelación de esta vieja estructura patrimonial, pero pregunto: ¿Qué se hizo la placa recordatoria del infame fusilamiento del subteniente de infantería Amador Viteri, colocada en la cárcel municipal? En el gobierno conservador de José María Plácido Caamaño fue ejecutado ese valiente joven liberal, preso político de 28 años.

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La placa decía así: “Al que fue Amador Viteri, fusilado en este sitio el 5 de abril de 1888. Los vecinos del barrio le dedican este recuerdo, 5 de abril de 1896”. Tengo una foto de la misma.

Sin vendas en los ojos por propia voluntad, frente al pelotón de ejecución, esperó con entereza la muerte a las cuatro y media de esa fatídica tarde. La placa histórica, que por simpatía los vecinos de la Quinta Pareja colocaron en el lugar del cadalso, en homenaje al valor e ideales alfaristas de Amador Viteri, debe ser repuesta por razones obvias.

Prof. Hugo Delgado Cepeda
Guayaquil