Lástima que las Fuerzas Armadas se hayan visto en el caso de publicar antier un comunicado “frente a la situación que afronta la Nación”. Pero muy bien que lo hayan hecho.

Lástima porque esa “situación” es la misma que, con diversos matices y en distintas circunstancias, se ha venido repitiendo periódicamente en la historia nacional, y últimamente –a horcajadas entre finales del siglo XX e inicios del XXI– con inusitada frecuencia. Pero muy bien el comunicado, no obstante las perogrulladas y lugares comunes que expresa, como aquello de que deben prevalecer “la cordura, los intereses nacionales, la Constitución y Leyes de la República”, hasta aquello otro de que las Fuerzas Armadas reiteran su “respaldo a la institucionalidad del país y a las autoridades legítimamente constituidas”, porque, ¿de qué otra manera podría ser?

¿No es verdad lo anterior, señor ingeniero, coronel, presidente Gutiérrez? ¿No es verdad distinguidos miembros retirados o en activo de las Fuerzas Armadas, de la Sociedad Patriótica 21 de Enero y de Pachakutik, de la Conaie y otras siglas? ¿No es verdad conciudadanos, electores y elegidos, políticos y politiqueros, gobernantes y gobernados de la Nación de las décadas más recientes, nada ejemplarizadoras en la prevalencia de la Constitución y las leyes, en el respeto a la institucionalidad y a las autoridades legítimamente constituidas?

Lástima, pues, por la una cara de la medalla. Pero muy bien por la otra: la de las expresiones tan oportunas y mesuradas de ese tipo de comunicados, como suelen serlo siempre. Tan deseables de que se reflejen fielmente en la realidad de los hechos, en la historia patria, en el porvenir de la Nación.

Excúsenme, compatriotas, porque encendido por la realidad actual y por el anhelo de un futuro mejor, no tenga mi nota periodística de hoy la mesura del comunicado castrense de antier. Porque al leerla cualquiera tenga derecho a pensar, desde por la frase coloquial con que la he titulado, que metafórica e irreverentemente comparo “la burra” de esa frase con la Nación que hacemos todos, “el trigo” que va madurando con la situación genéricamente aludida en el comunicado de las Fuerzas Armadas, y el “dale” del jumento a la gramínea con la auténtica burrada que consiste en incurrir repetitiva y neciamente en la misma lamentable situación.

Por lo demás, valga la oportunidad para destacar el patriotismo y rendir el homenaje de mi admiración a cuantos, en medio de esa constante situación, aceptan y hasta se afanan por presidencias, ministerios y otras cargas públicas (sí, cargas más que cargos), pues de consuno aceptan también convertirse en pasto de la injuria y la difamación, así como en candidatos a la cárcel o al exilio. Me refiero, por supuesto, a los que tienen algo noble que perder, porque los otros solo piensan, innoblemente, en lo que puedan ganar, y forjan o acechan la ocasión más propicia para intentarlo.