Varios habitantes de la localidad de Faluja afirmaron el domingo que temían que el asalto sangriento de la víspera contra su comisaría sea obra de grupos armados que quieren sumir al país en una guerra civil.
Decenas de prisioneros liberados recientemente de la principal cárcel iraquí, Abu Ghraib, y luego capturados por la policía de Faluja, lograron escapar durante este ataque, que se saldó con 27 muertos.
Los policías de esta localidad rebelde del llamado "triángulo sunita", situado a 50 km al oeste de Bagdad, consideran que la espectacular operación del sábado no fue preparada por los rebeldes sino por bandidos que quieren desestabilizar la región.
"Los asaltantes no eran combatientes (anti-coalición). Estaban bien entrenados y muy organizados pero (es porque) probablemente pertenecieron al ejército anteriormente. Creo que son simplemente criminales que desean crear el caos", opinó el domingo el coronel Jalal Sabri.
Según los primeros resultados de la investigación, algunos libaneses e incluso iraníes formaban parte de los asaltantes, lo que da pie a especulaciones sobre una posible implicación de combatientes del Hezbolá chiíta libanés o de las brigadas Badr, con sede en Irán.
Un convoy de policía trajo los cadáveres de cuatro asaltantes muertos en el tiroteo en la base estadounidense aledaña de Volturno y entregó un quinto atacante, capturado vivo.
Algunos de los asaltantes muertos en combate llevaban tatuados en la nuca símbolos en forma de cruz rodeados de un círculo, lo que permite pensar que podría tratarse de una organización hasta ahora desconocida.
Sin embargo, la policía identificó el domingo a por lo menos cuatro de los asaltantes muertos como habitantes de Faluja.
El oficial Ali Mahdi estaba en el interior de la comisaría cuando empezó el asalto. "Era casi la hora del relevo de los equipos y nos atacaron por sorpresa", dijo.
Un grupo de casi 50 hombres enmascarados llevaron a cabo la incursión contra la policía apoyados por varios vehículos, armados con cohetes antitanques RPG, con fusiles de asalto BKC y minas que utilizaron como granadas, superando con creces los medios de los agentes, armados sólo con Kalachnikovs.
Según Mahdi y varios de sus colegas, los ataques simultáneos perpetrados contra un edificio del Cuerpo de Defensa Civil Iraquí (CDCI), situado cerca de la alcaldía de Faluja, eran sólo un pasatiempo.
"Somos policías entrenados pero necesitamos que los estadounidenses nos den armas para defendernos", se queja.
Desde el final de los principales combates entre las fuerzas del depuesto Saddam Hussein y el ejército estadounidense, en abril del 2003, unos 600 iraquíes encargados de la seguridad murieron en ataques de la guerrilla contra la coalición.
Muchos habitantes y policías de Faluja consideran que el ataque del sábado estaba ante todo dirigido a alimentar la inseguridad reinante y a sembrar la discordia en Iraq.
"Creo que uno de los objetivos de este ataque era hacer comprender a la policía que no debe cooperar con las fuerzas de la ocupación", declaró el coronel Sabri.