Permítanme con modestia mirar los toros de lejos y opinar sobre el sector bananero. No conozco los detalles de sus operaciones, pero intento observar el mercado de manera amplia con sus grandes jugadores y sus pequeños sufrimientos.
1) No nos engañemos, no es fácil generar riqueza para muchos, durante mucho tiempo, en este sector. Pensemos que el mercado mundial es del orden de los 3.000 millones de dólares anuales (nosotros exportamos 1.000 millones de dólares y tenemos un tercio de la torta). Si el Ecuador tiene el 30% de ese mercado, si los costos, exceptuando mano de obra, absorben el 60% de los ingresos, y suponiendo que hay 150.000 personas (trabajadores o propietarios) que quieren vivir de esta actividad, lo que a cada uno le toca, en promedio, son 200 dólares mensuales. ¿Puede cambiar esto en el futuro? No radicalmente, porque el crecimiento de este mercado va a ser lento: no hay ninguna razón para que los ciudadanos del mundo decidan comer mucho más banano del que comen actualmente. Y siempre habrá múltiples oferentes en el mundo dispuestos a satisfacer estas necesidades.
2) ¿Quiere esto decir que nada se puede hacer? Claro que no. Primer principio: en el mercado solo pueden mantenerse los más eficientes, los que producen más riqueza por unidad productiva y, en consecuencia, tienen más para repartir. ¿Son pequeños o grandes? No lo sabemos: puede haber grandes ineficientes y pequeños eficientes, pero la regla más normal en el sector agrícola es que se requieren de ciertas economías de escala para mejorar (es decir, que no es fácil ser suficientemente eficiente en pequeñas unidades). Nadie lo puede determinar desde afuera, pero la regla es clara… y muy probablemente esto quiere decir (una vez más, no nos engañemos) que a la larga habrá menos gente viviendo directamente del sector bananero. Luego es necesario tratar de apuntar a los mejores mercados, a los que más pagan: no podemos contentarnos con que la mitad del producto ecuatoriano vaya a los mercados más mediocres, si es que eso sucede porque nuestro producto es de mala calidad; entonces, con más razón debemos volver a la regla anterior: productividad y calidad. Tercero: si es que se considera que los exportadores tienen una posición abusiva y oligopólica frente a los productores, se debe buscar la manera de que los productores se unan y se conviertan en comercializadores externos. Esto es importante porque significa buscar la manera (difícil por cierto) de captar una mayor parte de la riqueza que va desde el productor. Cuarto, se requiere correcta infraestructura: caminos, puertos, crédito. Quinto, buscar mayor valor agregado, industrializando una parte del banano, utilizando de mejor manera los desperdicios y buscando otros aspectos que aumenten el valor para el consumidor: productos ecológicos, producción por parte de pequeños productores (muy apreciado por consumidores europeos).
Hay mucho que hacer, pero hay que ser realistas sobre su potencial, sobre la cantidad de gente que puede participar, sobre la riqueza que puede generar.