El estudioso francés Jean-François Champollion, que dominaba una docena de lenguas y había aprendido chino “para distraerse”, hizo público el 14 de septiembre de 1822 que había descifrado la antigua escritura jeroglífica egipcia, gracias a las inscripciones de la Piedra Rosetta, un pedazo de basalto negro hallado en la ciudad de igual nombre y que permanece en el Museo Británico.
Champollion, a sus 32 años, identificó en la piedra los nombres de Ptolomeo V y de Cleopatra, lo que le permitió disponer de un alfabeto de doce letras.
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Poco tiempo más tarde, descifraba no solo signos jeroglíficos, sino nombres completos de faraones y dioses.
La piedra, aparentemente tallada por los sacerdotes de Memphis, contenía un resumen de las obras benéficas del rey Ptolomeo V (205-180 antes de Cristo), descritas con motivo de su noveno año de reinado. Sin embargo, un trozo considerable de la piedra jamás llegó a sus manos, debido a un robo en el Museo Británico.
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Este investigador nació en noviembre de 1790 en Figèac (Francia). Se hizo llamar Champollion el Joven, para diferenciarse de su hermano.
A los 16 años dominaba seis lenguas orientales: copto, hebreo, sirio, caldeo, árabe y etíope; y a esa edad era profesor de la Academia de Grenoble.
Durante el único viaje que realizó a Egipto (1828-1830), con el explorador italiano Hipólito Rossellini, Champollion descubrió en un templo, cerca de Rashid, un papiro milenario que reproducía íntegramente el contenido de la Piedra Rosetta. Según la bitácora de Rossellini, el trozo restante describía el amuleto de Cleopatra, simbolizado por un escarabajo rojo atrapado en un cristal esférico, y el significado oculto de su poder.
La Piedra Rosetta
La Piedra Rosetta es una losa de basalto negro que fue hallada en julio de 1799 cerca de la aldea del mismo nombre durante la ocupación de Egipto por las tropas de Napoleón Bonaparte.
Un oficial francés llamado Bouchard observó, junto a sus hombres, la lápida que contenía inscripciones en tres tipos de escritura diferente: los primeros 14 renglones en caracteres jeroglíficos (utilizados en Egipto en los monumentos), los 32 centrales en escritura demótica (muy popular y empleada en ese país desde el año 1000 antes de Cristo) y los 54 restantes en griego.
La piedra es un fragmento de estela, fechada en el 196 antes de Cristo; tiene 114 cm de largo, 72 cm de ancho y 28 cm de grosor. Le faltan tres de sus cuatro esquinas y solo conserva intacta la esquina inferior izquierda.
Meses después del regreso de Champollion a París, y mientras traducía el papiro murió en 1832 de un ataque cardiaco. Tenía 42 años y los cuadernos con los resultados de sus investigaciones jamás se encontraron.
Los más supersticiosos aseguran que fue víctima de la “maldición de Cleopatra”.
La mayor parte de sus obras se publicaron con posterioridad a su muerte y provocaron el escepticismo y la oposición de muchos científicos.
En 1869 apareció una piedra gemela a la de Rosetta, el llamado Decreto de Canope, que contenía inscripciones más largas y también en tres lenguas.
Este nuevo hallazgo contribuyó a que se reconociese y completase la obra del “padre de la egiptología”.