Tres de los cinco pozos petroleros incendiados en la  selva amazónica el pasado 23 de julio por la guerrilla de las FARC fueron  controlados este miércoles, anunciaron las autoridades colombianas. 
 
Según el director de la Oficina Nacional para la Prevención y Atención de  Desastres, Eduardo José González, expertos de la firma Cudd Well Control  -conocidos como Los Diablos Rojos- y técnicos de la estatal empresa Ecopetrol  lograron controlar el incendio en los pozos de Piñuña, Quindé y Quillacinga. 
 
"Gracias a un enorme esfuerzo, los bomberos pudieron controlar parcialmente  la emergencia y ya no hay fuego en tres de los cinco pozos. Esperamos que los  dos restantes -Cohembí y Quirigingua- sean controlados durante los próximos  días", confió el funcionario. 
 
Los bomberos estadounidenses utilizan en esta emergencia la misma técnica  con la que apagaron los pozos petroleros en Kuwait después de la Guerra del  Golfo, en el año 1991: avanzar en medio del fuego para llegar hasta la boca del  pozo con el fin de limpiarla y sofocar la fuente de las llamas. 
 
La estatal Ecopetrol los contrató para que apagaran el fuego en los pozos  que hacen parte del campo Teyeye ubicados en una zona entre el río Putumayo y  el río San Miguel, en el límite con Ecuador. 
 
González aseguró este miércoles que las pérdidas materiales por este ataque  terrorista se calcula en 18.000 millones de pesos (más de 6 millones de  dólares) por el derrame diario de 5.000 barriles de petróleo. Y a ello se le  debe sumar los 3 millones de dólares que cobró la empresa estadounidense. 
 
Tanto los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia  (FARC) como del Ejército de Liberación Nacional (ELN) han declarado objetivos  militares a la infraestructura petrolera del país, en rechazo a la política  gubernamental que concede derechos de explotación a compañías extranjeras.