Dos temas han marcado la 56ª Asamblea Mundial de la Salud efectuada en mayo de este año: el incremento del sida y la aparición en China de la neumonía atípica (SARS), cuyo origen sigue en el misterio, no obstante los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus asociados, que reclaman colaboración internacional para luchar contra todas las epidemias existentes y las que pudieran surgir, a fin de impedir su propagación. El español Fernando González Martín, experto en salud pública en el Departamento de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles, aludió a la normativa vigente existente para emergencias de salud pública de interés mundial. “Los estados miembros tienen la obligación de informar sobre brotes de enfermedades y otros eventos relacionados a la salud puesto que la organización no posee una policía internacional para hacer cumplir esa ley”. Añadió que los países pobres deben estar conscientes que serían los más afectados por la neumonía atípica, pues su población está más expuesta debido a la desnutrición y a patologías que pudiesen haber desarrollado, haciéndolos más vulnerables.

Pero ciertas decisiones ambiguas, diálogos evasivos e interrogantes que quedan sin respuesta han sido numerosos. Las recomendaciones públicas de emergencia para los viajeros, iniciativa poco común de la OMS, informando que “un virus misterioso podría estarse propagando y que tratarán de evitar cualquier viaje a lugares de riesgo, en particular algunos países de Asia” fue seguida casi enseguida por la declaración de la doctora Bruntland, directora de ese organismo, informando de que a partir del 23 de mayo se modificarían los consejos para los interesados en viajar a Hong Kong y a Guandong. “Guangdong es el lugar donde surgieron los primeros casos de neumonía atípica pero me satisface señalar que, gracias a los esfuerzos desplegados por las autoridades sanitarias locales y nacionales, con la ayuda de la OMS y de sus asociados, se está logrando contener los brotes en esos dos lugares”.

Por otra parte, los países industrializados incrementarán su ayuda económica para la lucha contra el sida, uno de los temas de la reciente Cumbre G 8 de Evian, lo que no evitará que el asunto sea de difícil manejo ya que puede convertirse en un arma de dos filos en el momento en que los países pobres tengan un acceso amplio a los medicamentos antirretrovirales habida cuenta que carecen de laboratorios especializados para medir la eficacia del tratamiento y asimismo, de personal capacitado para adaptar su uso a las condiciones locales, lo que podría generar una nueva y peligrosa epidemia causada por virus resistentes a esos medicamentos, preocupación de la Organización Mundial de Migraciones (OMM), confrontada a la imposibilidad de que personas infectadas con el VIH, que se desplazan actualmente en el mundo, se sometan a un tratamiento constante, provocando un incremento de la pandemia.

Es evidente que la espiral infernal descendente atrapa siempre a la pobreza y si bien, por primera vez los países pobres estuvieron invitados a la mesa de los grandes en la Cumbre de Evian, con la esperanza de dilucidar estos problemas que atañen a su destino, solo recogieron algunas migajas.