Las mafias internacionales de tráfico de migrantes se han expandido por toda Latinoamérica y amenazan con crear nuevas formas de esclavitud, advirtió este lunes Carmen Artigas, Jefa de la Unidad de Derechos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
"Vemos con preocupación el aumento del crimen organizado tras el tráfico de personas", dijo Artigas, dos días antes que se inicie en Santiago la "Conferencia hemisférica sobre migraciones internacionales: derechos humanos y trata de personas en las Américas".
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La convención, que finaliza el próximo viernes, es la primera de este tipo que se realiza en la Cepal y a ella asistirán ministros, altos representantes de los gobiernos y responsables de los asuntos migratorios de la región.
La funcionaria de la Cepal señaló que la instauración de las mafias que se dedican al tráfico de personas "es un fenómeno generalizado", pero que se da especialmente en los pasos fronterizos entre México y Estados Unidos, y en la llamada triple frontera de Argentina, Brasil y Paraguay.
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También se verifican organizaciones delictivas de este tipo en la frontera chileno peruana, agregó.
Artigas señaló que aunque no existen datos que permitan cuantificar su magnitud, en los últimos cinco años los organismos policiales alertaron sobre un sostenido aumento en el número de organizaciones que se dedican al tráfico de personas.
"Lo más grave del fenómeno es que está creando una nueva forma de esclavitud", precisó.
La experta explicó que los migrantes que se someten a estas mafias pierden la libertad de movimiento y muchas veces deben prostituirse o participar en el tráfico de drogas para pagar las altas tarifas que se les imponen para pasar de un país a otro.
También sostuvo que estas organizaciones están vinculadas con bandas que se dedican al tráfico de pornografía infantil.
El auge de estas mafias, según afirmó Artigas, va a la par con el aumento del número de latinoamericanos que emigran de sus países.
Datos de la Cepal consignan que en América Latina y el Caribe casi 20 millones de personas viven fuera de su país de nacimiento. La mitad de ellos emigró a lo largo del decenio de 1990, en especial a Estados Unidos.
Además, uno de cada 10 de los 150 millones de migrantes internacionales, que se desplazan en otras regiones, nació en algún país latinoamericano o caribeño.
La inestabilidad económica, la precariedad del empleo y la profundización de las tensiones sociales, fueron mencionadas por el organismo regional como las principales causas del alto número de migrantes en el continente.
La representante de la Cepal explicó que la más eficiente forma de detener la propagación de estas bandas es que los gobiernos de la región se comprometan a implementar acuerdos de cooperación que faciliten el tránsito de personas, pero que también incluyan medidas de control migratorio.
Artigas llamó a los países latinoamericanos a ratificar lo antes posible dos protocolos de Naciones Unidas sobre migraciones acordados hace dos años sobre: "Trata de Seres Humanos" y "Contabando de Migrantes".