La sala Leonidas Ortega de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil fue el escenario donde la noche del pasado martes se reunieron cuatro escritoras de la ciudad para participar en el panel que se tituló ‘Mujeres que escriben’. Ellas fueron las narradoras Gilda Holst, Carolina Andrade y Liliana Miraglia, y la poeta Maritza Cino. Moderó el panel la crítica literaria Cecilia Vera de Gálvez.
Con una sala ocupada a la mitad, Cino abrió el encuentro y habló metafóricamente de la relación estrecha que tiene el erotismo con la sensualidad. Dijo que la poesía usa el lenguaje de todos los días, pero de una manera distinta. Según la autora, la poesía no cuenta ni argumenta inicios o desenlaces, es una ráfaga que sugiere polisémicamente a cada lector.
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Holst narró anécdotas de las conversaciones telefónicas con amigas. Enfatizó que así como ellas le contaron de forma particular sus “corre corre” frente a la vida, también “cada uno vive la ciudad de manera diferente”. La narradora citó el desplazamiento apresurado como un claro signo citadino.
Miraglia dijo que la vida tiene varias traducciones, las cuales también necesita la literatura. Andrade señaló que “mi inclinación por escribir se vinculó a mi responsabilidad de ser testigo de un hecho”. Es la segunda vez que las cuatro escritoras comparten con el público sus experiencias. El año pasado se reunieron en el Teatro Centro de Arte.
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HOJAS
ORIGEN
Un año clave para la narrativa guayaquileña fue 1989. En esa fecha publicaron sus primeros libros Gilda Holst y Liliana Miraglia. A estas dos narradoras posteriormente se sumaron Carolina Andrade y otras autoras que se decidieron por el oficio.
AMBIENTE
El tono que manejaron las panelistas tuvo varios matices. Hubo formalidad y exposiciones teóricas, pero también momentos de humor y anécdotas.