Por siglos, las cuestiones religiosas han protagonizado innumerables manifestaciones artísticas y, como no podía ser la excepción, una de las figuras más importantes del cristianismo también ha sido objeto de inspiración al momento de dejar volar la creatividad. Desde Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, Michelangelo Merisi hasta Francisco de Goya han hecho su propia interpretación del hijo de Dios.Como recién nacido, en su adultez o en los momentos previos a su muerte, la figura de Jesús plasmada en alguna obra siempre ha sido tema de discusión. Por ejemplo, en algunos cristianos se ha levantado la controversia en torno a una obra de Pericle Fazzini.Varios fieles han catalogado a <em>La Rezzurezione</em> como una pieza con aire satánico.El artista (1913-1987), que creó esta escultura en 1977 y que fue restaurada en 2012, explicó en entrevistas con la prensa internacional que la obra “muestra a Jesús subiendo desde el cráter como si fuera una bomba nuclear”. El Vaticano siempre ha negado algún carácter satánico en la obra.Otra pieza muy comentada es <em>El Cristo Amarillo,</em> de Paul Gauguin en 1889, fue una de las obras claves del Movimiento Simbolista. Artistas actuales como el español Vítor Mejuto ha recorrido los clásicos de la pintura en una serie de versiones de importantes obras de la Pinacoteca Nacional como <em>La Anunciación</em> o la <em>Resurrección de Cristo,</em> de El Greco.Para el sacerdote Galo Labanda, el tema religioso está enraizado en nuestra cultura así con la fe, de allí que millones de artistas han buscado su musa en ella. “Los evangelios nos narran a Cristo resucitado, pero no nos cuentan cómo pasó la resurrección, es muy difícil entenderlo, representarlo. Tenemos las escenas del Cristo resucitado que se presenta delante de los discípulos, que camina con ellos, tenemos eso… Yo me quedaría con esta imagen del sepulcro vacío, abierto, donde el cuerpo ya no está, ya no aparece por ninguna parte”. Menciona que “es muy interesante el tema de arte y la fe, realmente aquí hay toda una mina de oro, todo por explotar, por explorar, nada está dicho en tema”. Este conocedor de arte sacro añade que al representar a Jesús cada pueblo puede añadirle algo nuevo, de color, de sonido, en los dominios. “(...) El artista debe profundizar en el relato bíblico y luego crear a partir de él con los elementos típicos de su cultura, de su pueblo, así que eso será una riqueza y será una obra de arte única”, dice Labanda. El líder de la parroquia Santa Marianita de Jesús concluye que no se puede pensar que ya todo está creado.“Evidentemente no tendremos artistas como los grandes genios de ciertas épocas, pero eso no quita el mérito que pueda haber nuevas creaciones artísticas tan originales (...)”.Los artistas que puedan considerarse que hacen arte contemporáneo toman el tema de la manera más crítica, dice el curador cuencano Hernán Pacurucu, en referencia a cómo es percibida la figura de Jesús en los procesos creativos de una obra. “Partamos de que siempre el arte, por lo general, es crítico y cuestionado. Entonces, a partir de entender que el proceso artístico contemporáneo es un análisis crítico sobre algo, los artistas han tomado estos temas, sobre todo religiosos, de una forma muy crítica”, dice. El curador recuerda que la Edad Media estaba trazada por “toda esa vinculación del hombre hacia Dios y esta idea de no firmar las obras porque Dios dotaba al ser humano para que este ser humano pueda construir. Es decir, quien era el creador de las obras de arte en todo la media era se consideraba que no era el artista, sino que era Dios”. Agrega que esta idea empieza a cambiar a partir del Renacimiento. Cita a Sergio Enrico con sus famosos retratos de los papas o el mismo Cristo crucificado de Salvador Dalí, que es también una imagen famosísima. Dice que son formatos que “reinventan de una manera cuestionadora temas como la fe o la religión. “El mismo proceso de la creación es algo tan metafísico que el arte ha tratado de capturarle en varias obras, pero también eso depende mucho de la fe”.La curadora de arte Matilde Ampuero refiere que la Resurrección es, como otros temas del cristianismo, una forma de difusión del dogma de la Iglesia católica y de las historias bíblicas. “Los artistas reproducen estas imágenes a pedido de la misma Iglesia, en la época clásica y aun contemporánea, tanto la arquitectura de los templos como las imágenes que lucían en sus altares son un reflejo del poder y el dogma cristiano”, dice la guayaquileña haciendo una comparación con las motivaciones que movían a los creadores que aquellos tiempos buscaban su inspiración en este pasaje bíblico.Añade que tradicionalmente los artistas –en su mayoría– plasmaban el calvario que Jesús vivió antes y durante la crucifixión y no su ascenso a los cielos y su posterior resurrección. Ampuero, quien el año pasado estuvo a cargo de la curaduría de una muestra en el MAAC de la reconocida agrupación de arte contemporáneo La Artefactoría, explica que a través de este tipo de obras la Iglesia trataba de propagar su mensaje de poder. “La Iglesia pedía sacrificios a sus feligreses, resignación ante el sufrimiento, esto les interesaba más que brindar una esperanza de la resurrección”.Por otro lado, manifiesta que “el arte contemporáneo refleja otras preocupaciones de tipo social, filosófico, formal y conceptual, muy lejanas a la representación religiosa, ideológica y al poder de la Iglesia católica”. Es decir que muestra esta presencia espiritual sin necesidad de ver tácitamente plasmado a Jesús. Dice que este tipo de artistas suelen cuestionar el mundo y a sí mismos. Pone de ejemplo obras como La resurrección de Cristo (1463-1465) de Piero della Francesca y de Salvador Dalí La ascención de Cristo (1958), obra surrealista. <strong>(I)</strong>