Lugares como Pop Up y Microteatro Gye son la plataforma para que las artes escénicas sigan creciendo. La razón principal es que en estas salas es posible el autofinanciamiento, esto quiere decir que los guionistas emergentes pueden producir y costear sus obras. Así también los nuevos actores encuentran plaza de trabajo con más facilidad, ya que estos espacios buscan impulsar talentos no descubiertos.

Las salas de teatro alternativas o escenas off han impulsado el consumo de este arte desde hace unos cuatro años en Ecuador. Entre las propuestas de las piezas está el microteatro, del que fue pionero el director, productor, actor y guionista Jaime Tamariz. Este formato consiste en obras de 10 a 15 minutos que se hacen en espacios reducidos, al mismo nivel que el público.

Tamariz señala que los espacios no convencionales contribuyen para que se energice y dinamice la industria teatral en el país, solo basta con ver la cantidad de salas que se han abierto en los últimos años.

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Alejandra González, directora y fundadora de Vilaró, no considera que los escenarios más grandes, como el Teatro Sánchez Aguilar o el Teatro Centro de Arte, sean competencia, de hecho señala que escenarios como el que ella dirige colaboran con la formación cultural artística de la urbe, para que el consumo de obras grandes sea cada vez mayor.

El director y actor Ricardo Velástegui, fundador de Pop Up Teatro Cefé, asegura que este formato ayuda al actor a entrenar su actuación y finalmente funciona como auspicio, ya que son producciones inmediatas y permite que el actor tenga ingresos constantemente.

Verónica Ycaza, directora y fundadora de Shapó, explica que la rapidez y facilidad con que se produce una obra de 15 minutos es lo que atrae al actor ecuatoriano, a diferencia de un producto de una hora y media que se ensaya por tres meses y requiere un presupuesto más alto.

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Verónica Pinzón, actriz de televisión y teatro, dice que el microteatro ha permitido que la industria se dinamice. “Antes le decías a un actor que lo querías para un proyecto y siempre decían que sí, ahora hay que separar a los actores con meses de anticipación”, refiere Pinzón.

María Paula Ortega, actriz y estudiante de la carrera Comunicación escénica en la Universidad Casa Grande, señala que lo mejor de hacer microobras es que en esos proyectos se trabaja bajo presión, “generalmente se ensaya un mes o menos y la investigación del personaje la tienes que hacer más rápido y no hay la oportunidad de profundizar tanto”. También explica que el formato permite que pueda desarrollar su personaje en cada función, las cuales son cuatro a cinco veces por día, ya que el público ayuda en el crecimiento del personaje.

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El actor José Andrés Caballero señala que el microteatro es un formato que ayuda a conectarse con el público, debido a la cercanía “el actor puede susurrar intencionalmente y toda la sala lo va a entender y escuchar”, dice Caballero. Añade que le atrae el intercambio de energía que hay entre los espectadores y el actor, situación que se desarrolla mejor en estos espacios. (F)

 

Propuestas
Formato corto

En varias ciudades
En Guayaquil se puede consumir microteatro en lugares como Pop Up Teatro Café, Microteatro GYE, Shapó, Casa Cino Fabiani entre otros; en Quito en lugares como Incine, la Creperola del Teatro y Cafetina. En Cuenca Microteatro Cuenca, presenta sus obras en la Casa de Coco y en la Casa de la Cultura; y en Santo Domingo de los Tsáchilas en Casa Bambú.

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Modalidades
Para que un guionista produzca su obra en estos espacios solo se tiene que acercar al establecimiento con su material. Luego pasa por un corrector dramaturgo y después el productor lo revisa y si lo cree conveniente para su agenda, lo incluye.