Abrir el debate sobre la libertad de expresión artística y pedir a los creadores y artistas que se unan en una sola voz en contra de la censura, son los propósitos con los que Julián Quintanilla llegó esta semana al Ecuador. El español es uno de los autores de El santo prepucio, obra que recibió críticas por parte de un grupo de católicos que se apostó el jueves 11 de enero en las afueras de Pop Up Teatro Café de Samborondón para impedir su presentación.

“Quiero y es necesario que ocurra y se vea que Ecuador no es el Ecuador que vimos en las imágenes infernales del día que se cerró el teatro (fue clausurado por la Comisaría de Samborondón por supuesta falta de permisos), que fueron imágenes violentas, de un fanatismo religioso extremo que casi tira la puerta del teatro abajo, que agredieron e insultaron a nuestros actores”, afirma el director, con 20 años de trayectoria.

Insiste en que quiere demostrar que Ecuador no es lo que se vio en los videos difundidos en redes sociales, sino que “es un país mucho más culto, más abierto, más receptivo al arte y a la libertad de expresión”.

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El próximo lunes, afuera de Pop Up, antes de la presentación de la obra, Quintanilla leerá un manifiesto en contra de la censura y dice que le gustaría que el alcalde y el comisario de Samborondón estén a su lado cuando se pronuncie.

Añade que esa sería la mejor manera de despejar comentarios de una supuesta presión de las autoridades para que no se presente la obra. “Cito al alcalde porque están recibiendo amenazas al teatro de que si no hacen lo que les piden, que si vuelven a poner la obra, no van a dar el permiso de apertura el año que viene, eso es fascismo”, concluye. Añade que esta acción se vería como una disculpa a los artistas porque “cuando se censura a un artista, se está censurando a todos”. (I)