El narrador y ensayista Marco Antonio Rodríguez tiene sentimientos encontrados con su nueva obra Solo de mujeres. Se ve emocionado con la recepción que ha tenido el libro, pero, al mismo tiempo, está preocupado porque en su lista de trece artistas seleccionadas en su texto no están todas las que deberían haber sido perfiladas.Y, claro, Rodíguez espera hacer justicia, trabajando en una nueva lista de mujeres que han brillado en las artes y que merecen que su talento sea narrado al público, a través de un nuevo libro. Confiesa que ese trabajo ya comenzó y que espera entregar al público más ensayos interesantes de las damas dedicadas a esta apasionante actividad.En este denominado primer tomo, de 215 páginas, con impresión de lujo, figuran ensayos y fotografías de las obras de Leonor Rosales, Germania Paz y Miño, Eudoxia Estrella, Araceli Gilbert, Margot Ledergerber, Carole Lindberg, Pilar Bustos, Dayuma Guayasamín, Ana Fernández, Paula Barragán, Sandra C. Fernández, Larissa Marangoni y Doina Vieru.

Solo de mujeres suena como que le está dejando a un lado a los hombres, ¿le han molestado por esto?

No, para nada. El título fue intencional. Y tiene dos connotaciones. El vocablo “solo” tiene una connotación incluso musical. Y, por supuesto, hubo una intencionalidad de mi parte. El titular de la obra Solo de mujeres, es un reconocimiento al trabajo de decenas de mujeres que se han dedicado a las artes visuales, especialmente en las últimas décadas. Es un homenaje a aquellas mujeres que afines del siglo IXX y comienzos del siglo XX tuvieron que enfrentar el exacerbado machismo que, por suerte, se va atenuando. Vale insistir: Solo de mujeres no es feminismo, es un reconocimiento al talento.

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¿Cuál es el eje del libro?

Tiene un hilo conductor cronológico. Como es un libro de autoría, yo escogí a las artistas. Y, realmente, no pude acceder a otras artistas destacadas por cuestiones de distancia: viven en Europa o Estados Unidos.

¿Por qué el libro comienza con Leonor Rosales?

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Leonor Rosales se inscribe en la tendencia que estaba de boga a fines del siglo XIX y a comienzos del siglo XX. Y concluyo con artistas que están inscritas en las vertientes en la ultravanguardia. Tuve que estudiar, que leer, que examinar muchas de las vertientes artísticas culturales del realismo social, de la pintura y del arte clásico hasta el conceptualismo, el minimalismo soberbio de, por ejemplo, Larissa Marangoni, la multivariedad de las expresiones de artistas como Ana Fernández, que oficia el performance, el dibujo, el óleo, trabaja con objetivos; también está Paula Barragán que es una estupenda artista. Tuve que hacer una travesía de todos los movimientos pictóricos que ha habido en un siglo para poder condensar en un libro.

Y no le pasó con el libro lo que sucede, por ejemplo, en una ceremonia de agradecimiento cuando se dice: no quiero nombrar a todas por temor de olvidarme de alguna de ellas...

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No. No. Lo que sí subrayo es el hecho de que me faltó espacio para otras artistas. (O)

Cuando encontré más nombres, inclusive de artistas que estuvieron en Bellas Artes y que fueron compañeras de Oswaldo Guayasamín, Diógenes Paredes, Eduardo Kingman.... Yo me dije cuánto tuvieron que enfrentar ellas”.Marco Antonio Rodríguez, Escritor