<strong>Por Gourman</strong>Una persona vinculada al negocio de comida opinaba sobre las políticas tributarias del país, causantes de que los vinos y licores lleguen al consumidor a más del doble del precio que en muchos países, calificándolas como injustas y excesivas. ¡Cuánta razón tiene! Pero me miró con malestar cuando le dije que lo mismo pensaba yo y muchos consumidores sobre los márgenes que los restaurantes cargan a los licores.Los impuestos castigan al consumidor al tener que pagar por un vino al menos 100% más que un chileno, americano o argentino en sus naciones. En el cuadro se puede apreciar que incluso para casos de países con producción propia, los vinos de procedencia de naciones competidoras tienen precios tremendamente inferiores que en Ecuador. Siendo el vino un componente de gran importancia en la gastronomía, estas políticas sin duda son un revés para su desarrollo.Pero igual daño causan las políticas de precios de los restaurantes. Los empresarios argumentan que a ciertos niveles impositivos, los precios suben tanto que el consumo se desalienta, reduciéndose los volúmenes más que proporcionalmente, generando así incluso un descenso en la recaudación total. ¡Qué coincidencia! El mismo fenómeno se produce debido a las políticas de precios sobre los licores en la mayoría de los restaurantes.El 16 de julio, un análisis publicado por diario Expansión de España informaba que los productores de vino españoles llevan años sufriendo una caída en sus ventas, producto, entre otras razones, de los disparatados márgenes de beneficio que se apuntan los restaurantes y hoteles. En la nota, advertía el presidente del grupo García Carrión que una disminución de márgenes en los restaurantes sin duda animará el consumo.Así lo ha creído D&D, empresa propietaria de más de 30 restaurantes en Londres, la cual anunció una reducción importante en estos márgenes.En el cuadro expuesto con esta columna se comparan precios en percha de vinos de varias procedencias con los precios de cartas de licores de cuatro restaurantes. En promedio, los últimos están 108% por encima, pese a que ninguno de los locales tenía un sommelier, ni copas de cristal, o cava climatizada.Son tan perjudiciales los impuestos de tres dígitos como los márgenes de ese estilo. A tales precios, he dejado de consumir vino en restaurantes, o en su defecto, pido una copa en lugar de una botella. (O)