El Gobierno chileno considera “altamente probable” la actuación de terceros en la muerte del premio nobel de literatura Pablo Neruda en los primeros días de la dictadura de Augusto Pinochet en 1973, de acuerdo con un documento oficial.

En una carta al juez que investiga su deceso, el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior indica que, si bien Neruda sufría de cáncer prostático, no se efectuaron procedimientos de rigor para establecer claramente la causa de su fallecimiento.

Neruda, entonces miembro del Comité Central del Partido Comunista y la personalidad más relevante de la intelectualidad chilena de la época, murió el 23 de septiembre de 1973, dos semanas después del golpe militar que llevó al poder a Pinochet. La tesis de la entidad es que, según antecedentes acreditados en la investigación, una inyección de sustancias no determinadas en el abdomen del poeta habría provocado su muerte y no el cáncer que le habían detectado poco antes.

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Neruda había recibido un ofrecimiento de México para trasladarse a vivir a dicho país, desde donde lideraría la oposición a Pinochet, dice el documento. Un avión esperaba en la losa del aeropuerto de Santiago para el viaje previsto originalmente el 22 de septiembre de 1973, el que luego fue postergado por el poeta para el día 24.

Las casas de Neruda habían sido allanadas por fuerzas militares. Manuel Araya, chofer del poeta, ha asegurado en reiteradas ocasiones que Neruda recibió una inyección mortífera por parte de agentes de la dictadura que se infiltraron en la clínica. Sin embargo, investigaciones anteriores no pudieron establecer el presunto envenenamiento del escritor. (I)