Como aquel “que se hace servidor del Dios que habla, que quiere hablar a los hombres y a las mujeres de hoy, como Jesús hablaba a los de su tiempo, y conquistaba el corazón de la gente que venía a escucharlo desde cualquier parte y quedaba maravillada con sus enseñanzas”. Así definió ayer el papa Francisco la labor que cumplen quienes deciden dedicar su vida a anunciar la palabra de Dios. Ellos tienen características especiales, añadió.