El Festival de Eurovisión, a menudo objeto de burlas pero que reúne a 200 millones de telespectadores, celebra mañana en Viena bajo una lluvia de purpurina su 60ª edición para deleite de los aficionados al rey de los concursos kitsch.

Suecia, habitual favorita, parece partir de nuevo en buena posición, al igual que Rusia, Italia y la novedad de este año, Australia.

Aunque 40 países iniciaron la competición, solo 27 podrán disputar la final. Australia, como invitado, y los cinco principales contribuyentes de la entidad organizadora Unión Europea de Radiodifusión, Alemania, Francia, España, Italia y Reino Unido, no necesitaron pasar por semifinales.

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Viena acoge la sexagésima edición del certamen musical después de que el travesti austriaco Conchita Wurst se impusiera en la final de Copenhague en el 2014 con su tema Rise like a Phoenix.

La diva barbuda volverá de nuevo al festival para entrevistar a cada concursante al terminar su actuación. (E)