Cerezos en flor rodean el templo taoísta Tianyuan Gong en Tamsui, en Nueva Taipei. Taiwán cuenta con cerezos autóctonos y con árboles plantados por los japoneses durante la colonización nipona de la isla entre 1895 y 1945. Los japoneses veneran la floración del cerezo porque comparan la corta vida de esta flor con la brevedad de la existencia humana. (I)