El aroma a pan caliente invade la vía principal de la comuna Cadeate, ubicada en el km 53 de la ruta del Spondylus, en la provincia de Santa Elena.

La panadería Jacqueline está cerrada al mediodía; sin embargo, algunos comuneros y visitantes ingresan a la casa de al lado a preguntar cuánto tiempo hace falta para sacar “la segunda tanda” de pan, rosquitas y dulces. “Menos de media hora”, contesta Rosa Floreana Yagual, mientras ingresa unas 18 roscas a un enorme horno de barro, que tiene 19 años de haberlo construido. Antes usaba uno que le dejó de herencia su padre y que le duró más de 42 años.

Lorenzo Máximo Figueroa, esposo de Rosa, expresa que el sabor del pan horneado con leña es la tradición de Cadeate. “Por eso es que la gente viene a buscar el pan de acá”, indica Figueroa, quien tiene 79 años y es la cuarta generación de panaderos de su familia.

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La comuna Cadeate es reconocida por las 45 panaderías que hay en el pueblo de 2.200 habitantes. Rosa agrega que el ícono de la tradición ancestral es el horno de barro, que lo conservan unas 11 panaderías en esa localidad.

La panadera, de 66 años, detalla que su jornada empieza a las 04:00 para preparar la masa, prender el horno, moldear roscas, panes y dulces, para luego meterlos al horno de barro que funciona a base de leña.

Rosa manifiesta que entre los bocados más conocidos están el “pechito de novia”, por tener forma femenina; el come callao y el amor con hambre, que son galletas redondas elaboradas con anís y mermelada.

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La pareja de panaderos ya conoce el proceso de elaboración: cuál es la cantidad exacta de masa y cuánto tiempo debe estar en el horno de barro.

“Ya se usa más el horno a gas, amasadoras y también moldes. Pocos siguen con estas técnicas artesanales”, dice la mujer, y agrega que su hija mayor tiene una pastelería y que al inicio tuvo un horno de barro, pero luego adquirió uno industrial.

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Rosa señala que solo un 30% del pan horneado se vende en el local. El resto su esposo lo distribuye en las comunas cercanas. “Ya lo esperan para comprar el pan, esto ya es tradición del pueblo”, dice la mujer mientras saca las roscas del horno con su nieto, quien aprende del oficio para a futuro ejercerlo.