Desde muy joven su espíritu aventurero y la pasión por las artes dramáticas hicieron que dejara su natal España y buscara en Ecuador, específicamente en Guayaquil, un refugio que en poco tiempo se convertiría en su hogar definitivo. Es Antonio Santos, quien a pesar de no ser ‘guayaco’ de nacimiento, lo es de corazón y es una figura que se mueve en el arte y cultura de esta ciudad.