El 21 de marzo pasado un grupo de migrantes vulneró una cerca de alambre de púas y desbordó el control militar e ingresó a Texas, sur de los Estados Unidos, según las autoridades migratorias. La noche del lunes 1 de abril se procesó a 222 de ellos que no solo enfrentan cargos, sino que se arriesgan a la deportación, anota información de la prensa local.

El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, ICE por sus siglas en inglés, confirmó a la agencia AFP que obtendrá la custodia de todos los acusados de cruzar la frontera e iniciará procedimientos de deportación contra todos ellos.

Varios de los procesados permanecen en una cárcel del condado de El Paso, indicó el portal Border Report. El día de los incidentes, que quedaron grabados en video, los migrantes hicieron a un lado parte de una barricada de alambre de concertina que la Guardia Nacional de Texas tiene instalada entre el Río Grande -límite natural entre Texas y México- y el muro fronterizo en la cuidad de El Paso, Texas.

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A los riesgos que toman los migrantes, en su mayoría procedentes de América Latina, África o Asia, para cruzar la frontera desde México a los Estados Unidos, se suma en este caso particular enfrentar un proceso judicial que representa gastos y angustia para ellos y sus familiares. Cruzar por pasos irregulares los expone a traficantes de personas, terrenos inhóspitos y secuestros. El propio río Negro es un peligro.

Los Gobiernos de donde proceden los migrantes deben buscar mecanismos para mejorar las oportunidades económicas de sus pueblos y los ciudadanos pensar dos veces antes de caer en manos de estafadores, coyoteros o arriesgar sus vidas en pasos selváticos llenos de peligro.

En los Estados Unidos la inmigración es un tema de campaña con miras a las elecciones presidenciales de noviembre. El republicano Donald Trump mantiene un fuerte discurso antiinmigración y acusa al presidente Joe Biden de permitir una “invasión” en el país. Esto vuelve más sensible el tema de quienes ingresan de manera irregular a los Estados Unidos. (O)