Ni en redes sociales, medios digitales o televisión se ha visto recientemente, en Ecuador, una campaña masiva de prevención sobre los graves efectos de un accidente de tránsito o de enfermedades que pueden evitarse. Para algún sector de la población resultará extraño el vínculo, pero la seguridad vial es una prioridad de la salud pública. Así lo establecen la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud.

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Un reportaje que aparece en la edición dominical de EL UNIVERSO, este 23 de noviembre, revela –registrando datos de la Agencia Nacional de Tránsito– que entre enero y octubre de esta año hubo 16.808 siniestros y 1.926 personas fallecieron en el sitio de accidente de los vehículos motorizados. Además 14.690 tuvieron lesiones, por lo que fueron atendidos en clínicas y hospitales.

El mismo informe anota que la causa más frecuente de los siniestros en las vías es el exceso de velocidad, seguido de distracción por uso del teléfono móvil o maquillaje.

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El salubrista e investigador Estaban Ortiz, el viernes, hizo un llamado digital al Ministerio de Salud a enfocarse en prevenir y promocionar la salud. En su argumento explicó que más de 135.000 hospitalizaciones al año responden a traumatismos por siniestros de tránsito y caídas; hubo 70.000 casos de fracturas, más 25.000 casos de diarreas o neumonías en el 2024. Esto es prevenible con higiene, agua segura, vacunación.

Exigir campañas sostenidas de prevención tiene respaldo en resultados que han obtenido ya países como Australia con su proyecto Graham.

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Invertir en prevención no quiere decir olvidar las necesidades de los hospitales en medicinas, insumos y hasta equipos. Sin embargo, urge que la previsión se tome como una necesidad prioritaria porque a mediano y largo plazo salva vidas, significa un ahorro en las mismas hospitalizaciones y podría mejorar la distribución de recursos para las enfermedades no prevenibles. (O)