Días antes de recordar el Día Internacional de los Trabajadores, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reveló algunos indicadores laborales que hacen pensar que luego de años críticos por la pandemia, una buena parte de la población ecuatoriana ha logrado reintegrarse a la economía con un puesto de trabajo o con una actividad propia. Pero otro número altísimo de ciudadanos sigue sintiendo como se va deteriorando su condición de vida.

El indicador del empleo adecuado que se refiere al cumplimiento de al menos 40 horas semanales de trabajo y con un pago de al menos el salario básico de 450 dólares subió en 2′967.972 en el primer trimestres de este año. La cifra es alentadora si se compara con la del mismo trimestre del año pasado que fue de 2′773.750, pero no es significativa. El desempleo mientras tanto tuvo una baja estadísticamente importante, pero el trabajo informal sigue aumentando de forma acelerada.

Si bien algunos indicadores laborales han mejorado en este año, aún hay brechas que no se logran superar como las de género, de remuneración y de acceso a la seguridad social.

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La necesidad de incrementar empleos en el Ecuador es imperiosa y parte no solo por hacer un análisis técnico de las decenas de propuestas e iniciativas de ley que se encuentran por meses algunas, y por años otras, en la Comisión del Derecho al Trabajo y la Seguridad Social de la Asamblea Nacional. Parte también por reconocer que luego de las devastadoras cuarentenas obligadas por la pandemia y que significó la pérdida de más de medio millón de empleos, las formas actuales de trabajo en el Ecuador son otras y no constan en ninguna norma y apuntan a nuevas dinámicas y condiciones laborales.

Hacer una reforma laboral que incluya estas necesidades y generar espacios de discusión sobre las políticas de empleo técnicas también es imperioso en este momento de crisis que vive el país.

Hoy, hacemos un homenaje a los trabajadores ecuatorianos. (O)