Flores, canciones, velas y oraciones confluirán este 2 de noviembre como muestra de respeto y recuerdo para quienes han fallecido. Es el Día de Difuntos y en Ecuador la tradición de visitar los cementerios se mantiene en muchas familias. Este feriado se divide entre los que harán turismo, los que viajarán a sus sitios de origen o visitarán a sus muertos y los que combinarán ambas actividades.
La tradición del Día de Difuntos mezcla recogimiento, memoria y afecto. En medio de ello, en poblaciones del interior del país, se ha denunciado que el abandono institucional y la inseguridad se ha tomado parte de los camposantos.
Ocurre en Los Ríos, en Manabí, en Esmeraldas... Las provincias de la Costa donde persisten los efectos de la delincuencia que también se refugia y ataca en los sitios concebidos como la última morada de los que pasaron por la tierra.
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Robos, profanaciones, daños a las tumbas, así como presencia de personas consumiendo estupefacientes son denunciados ante autoridades cantonales o medios de comunicación locales. Los guardianes de camposantos deben trabajar con recursos limitados y han optado por cerrar las puertas entre 16:00 y 17:00 para intentar mantener el control.
Si bien para esta fecha los municipios a cargo de cementerios generales hacen trabajos de pintura, mejora de los caminos interiores y se refuerza el orden, el resto del año los problemas de inseguridad y descuido se mantienen. En las poblaciones donde se presentan los problemas también se demanda resguardo policial para que los cementerios no se conviertan tristemente en guarida de malhechores.
El cementerio es parte del patrimonio histórico y cultural de cada ciudad. En urbes como Guayaquil incluso son lugares de recorrido turístico. Por ello, permitir
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el deterioro o profanación en cualquier región no solo es una falta de respeto a los muertos, sino una pérdida para la historia viva del país. Es hora de que las autoridades se preocupen permanentemente por estos espacios. (O)























