Con un lenguaje sin ninguna ambigüedad, hablando fuerte y claro, el presidente Petro dice en Colombia: “La mitad del déficit del presupuesto nacional se debe a un subsidio creciente a los consumidores de gasolina. Es la hora de un debate nacional al respecto. ¿Vale la pena subsidiar la gasolina por 40 billones de pesos cuando la tasa de mortalidad infantil por desnutrición se duplica?... La otra cara de no subir la gasolina y aumentar el déficit es dejar aumentar el hambre y la pobreza en Colombia”.

Qué contraste tan brutal con el lenguaje de la Conaie sobre el tema combustibles. Si Petro fuese presidente de la Conaie, su discurso sería: “Exigimos el gobierno del Ecuador que elimine este subsidio que es mayor que el déficit del Estado ecuatoriano”. Si Petro fuese miembro de la Conaie preguntaría: “¿Es correcto subsidiar los combustibles y el gas, cuando la tasa de desnutrición es tan alta, y cuando los pueblos indígenas han visto por más de 40 años despilfarrar más de 80 mil millones de dólares a valor actual sin que ese subsidio nos haya beneficiado, pues va a los que más tienen, a los contrabandistas y no llega a los pobres, en especial no llega a los indígenas?”.

Si Petro fuese presidente de la Conaie, su discurso sería: “Exigimos al gobierno del Ecuador que elimine este subsidio que es mayor que el déficit del estado ecuatoriano”.

El discurso de Petro demuestra que los temas técnicos no tienen ideología, ni tienen el carácter de especulaciones. Los comunistas radicales no operan un tumor en el cerebro abriendo los intestinos. Y tampoco lo hacen los libertarios más fanáticos.

Para los dirigentes de la Conaie, y en especial para su máximo líder quien fuera un invitado especial al cambio de mando en Colombia (aunque no pudo ir), Petro es un personaje con el cual se identifican. Él pertenece ciertamente a la tendencia política que la Conaie persigue en nuestro país. Por lo tanto, lo que ha dicho y está haciendo Petro en materia de ese subsidio a los combustibles, debería llevar a los señores de la Conaie a la reflexión.

Colombia, ante una explosiva alza de precios de los combustibles

Los líderes de la Conaie en dos ocasiones han producido una hecatombe nacional, que afecta el riesgo país, que paraliza la economía, que cuesta miles de millones de dólares, que afecta y destruye propiedad pública y privada, que genera violencia, y todo para hacer escribir en piedra una decisión sobre subsidios que garantiza que los indígenas sigan siendo pobres.

Y cuál es la posición del líder de la Conaie sobre las mesas de diálogo: Que no le satisface como van las cosas. En realidad, ¿Podría alguien en el Ecuador indicar cuándo ha visto a ese líder satisfecho con algo? ¿Recuerda alguien una sonrisa del líder de la Conaie, una palabra que exprese amor, afecto, y que no destile odio de clases, veneno, y siembre semillas de sedición?

El presidente Gustavo Petro dijo que subirá el precio de la gasolina para cerrar déficit

Ellos nunca estarán satisfechos, pues su intención es gobernar sin ganar elecciones, utilizando el chantaje de sus acciones terroristas y violentas, amparados en la protección de una estructura internacional que ve los derechos humanos de un solo lado, y que cuenta con los corifeos locales que armonizan las voces que hablan en igual sentido en medio de esta tragedia criolla y no griega.

La Conaie y la sociedad ecuatoriana tienen que entender de una vez por todas, que no hay manera que el Ecuador crezca, tenga inversión, y alivie la pobreza mientras mantenga ese subsidio que se lleva más de 3 puntos del PIB. Mientras ese subsidio existe y no se haga una profunda reforma al sistema de pensiones, que tiene por ley el otro subsidio infame, el Ecuador tiene una condena de muerte, que puede llevarnos a un caos social y político de inimaginables proporciones, al producir la terrible combinación de un Estado sin capacidad de atender necesidades básicas junto a un sistema de pensiones que no pueda atender a sus jubilados.

Y sobre estos temas, la clase política dice bien gracias. Eso a mí no me toca, por lo tanto, su silencio, al no exigir los cambios que esta situación implica, los hace cómplices de la Conaie en estos momentos, pero los hace reos de un pecado histórico, al no haberse afrontado a tiempo estos dos gigantescos problemas.

Siempre es bueno recordar la historia: En 1994 se había eliminado ya el subsidio perverso y nefasto a los combustibles. Los partidos políticos se encargaron de forzar la marcha atrás de dicha medida. Igualmente se propuso en consulta popular, la posibilidad de abrir paralelamente al IESS sin jamás eliminar la seguridad social pública, un mecanismo para permitir el sistema de capitalización individual, y abrir el sistema de administradoras de fondos de pensiones privadas. Con gran malicia, los partidos políticos, líderes sindicales y otros grupos hicieron campaña asustando a la gente que se privatiaría la seguridad social, y que estarían desprotegidos. Se perdió una oportunidad de oro, y hoy estamos en ambos temas mucho peor, con mucho veneno ingerido durante décadas, casi 40 años después, con el agravante del gran daño acumulado, y sin tomar decisiones definitivas sobre estas dos lacras que pesan sobre la sociedad.

Mientras exista el subsidio a los combustibles, y mientras la ley obligue a que del presupuesto que deba atender a los más pobres salgan el 40 % de las pensiones que reciban los más privilegiados que son quienes tienen un empleo formal, el Ecuador está firmando sobre piedra la no viabilidad de su desarrollo y el aseguramiento de que seguirá existiendo una gran inequidad. (O)