Elegido por dos tercios de sus colegas, el cardenal Robert Francis Prevost Martínez, nacido en Chicago en 1955 y nacionalizado peruano en 2014. Ha pasado la mitad de su vida eclesiástica como misionero en Perú y obispo de Chiclayo hasta 2023, cuando fue solicitado por Francisco para ir a Roma a ocupar el Dicasterio de los Obispos, antes de ser designado cardenal de la Iglesia, en octubre de 2024.
Yo sí creo en milagros y esta designación la puedo interpretar como uno realizado con mucha rapidez por el Espíritu Santo, en apenas la cuarta votación; pero a su vez, estoy convencido de la percepción del papa Francisco, que vio en él verdaderas condiciones para sucederle, por ello se decide y lo nombra cardenal a última hora. Además, debe haber orado antes y después de morir, para que esta elección se produzca. Incluso insinuado para que promuevan y voten por el joven cardenal.
¿Por qué Robert Prevost eligió el nombre de León XIV para su papado?
De la Orden Agustiniana, de un carisma similar a los franciscanos y dominicos, se caracterizan por su pobreza y humildad, espíritu misionero y servicio a las comunidades más vulnerables. Vivió su niñez y juventud en un barrio obrero de Chicago, su vocación fue insinuándose desde temprana edad y como sacerdote prefirió que lo envíen a poblaciones muy pobres del Perú. Es un pontífice joven, alegre, con buen humor y tenista. Habla francés y español por la ascendencia con sus padres y abuelos inmigrantes.
Tuvo un gesto particular, la primera noche ya elegido, pudo haberla dedicado a descansar, a agradecer a Dios o reunirse con sus colaboradores más cercanos, pero él prefirió departir con los miembros de la guardia suiza, a quienes solicitó que más que cuidar su integridad o el territorio del Estado Vaticano, dedicaran sus esfuerzos y oraciones para velar por la seguridad espiritual de la Iglesia. Entonces les invitó a rezar la oración escrita por el papa León XIII, invocando al príncipe de la milicia celestial, arcángel San Gabriel: “defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio”; todos recitaron la oración completa y los guardias se comprometieron que la rezarían todos los días para pedir la protección de toda la Iglesia.
El papa León XIV ofrece su mediación para poner fin a los conflictos en todo el mundo
Muy significativos los gestos en su primera alocución, de recordar a su querida diócesis de Chiclayo y evidenciar sin disimulos, su propósito de continuar con las enseñanzas y preocupaciones de su antecesor Francisco, de rendir homenaje a su periodo de gestión y demostrar abiertamente su opción preferencial por los pobres, marginados y migrantes. Somos afortunados de tener un nuevo papa, que al igual que Francisco y el mismo Jesucristo, su prioridad se manifiesta por los que sufren, por los pecadores, por crear puentes de entendimiento entre los pueblos y por la paz. Los países menos afortunados de América, África, Asia sentirán muy pronto su manto protector.
El nombre de León XIV lo revela como un admirador de León XIII, autor de la Encíclica Rerum Novarum (1891), pionera en manifestar la doctrina social de la Iglesia y sus exigencias respecto a las condiciones laborales de los obreros en el siglo XIX. (O)