En el artículo ‘Y Puerto Bolívar, ¿cuándo?’, del año 2017, enumero carencias de dicha parroquia de la provincia de El Oro, como urgencia de hospital, plantas para desechos líquidos y tuberías colectoras, agua potable, nuevas vías de acceso, centro de prevención y rehabilitación del consumo de drogas, un malecón integral, etcétera. La mayoría persiste en un escenario más complejo.

La anunciada construcción del malecón por parte del alcalde de Machala, Darío Macas, concita polémicas. Ciudadanos exigen otras prioridades. Otros, sin oponerse a la obra, guardan sus recelos.

La información del Municipio en medios y redes sociales deslizando un convenio con la Prefectura para construir el malecón; el nombramiento de un consejero ad-honoren sin sueldo para dicha obra, impugnado por un grupo de ciudadanos, generan algunas molestias. La aclaración del prefecto Clemente Bravo, de que al no existir un proyecto de diseño del malecón, la Prefectura contrató los estudios cuya primera fase concluyó y una vez terminada la segunda lo socializarán, y que por respeto a la ciudadanía no han subido siquiera una foto del tema, es una indirecta de blanco fijo. Explicación reiterada a los porteños el viernes anterior en asamblea encabezada por la viceprefecta de El Oro, Karina Torres, donde el arquitecto Humberto Plaza, consultor del proyecto, explicó parte del diseño y trató de disipar inquietudes. Ahí ratificaron no existir compromiso con el Municipio para la construcción del malecón. Habría sido importante contar con la presencia del alcalde u otros funcionarios del Municipio invitados a esa reunión pública; aunque se sabe de reuniones en privado con algunos ciudadanos porteños para explicar la situación.

Hubo información contradictoria. Otra, extraída a cuentagotas por presión de un pueblo vigilante de que esta obra no decante en botín político-económico afectando los fondos provenientes de la Ley de Desarrollo de Puerto Bolívar, que asigna el 50 % de los ingresos totales de la Autoridad Portuaria a la parroquia. De dicho monto, el 70 % es administrado por el GAD cantonal y el 30 % por el GAD provincial, exclusivamente para inversión de obras y servicios públicos del puerto y la seguridad de sus pescadores artesanales.

El malecón puede impulsar el turismo; gestar emprendimientos; activar el tejido social y generar un desarrollo económico sostenido, siempre y cuando vaya de la mano con otras necesidades postergadas, en lo estructural, cultural, educativo, de salud.

El pueblo cela sus recursos con uñas y dientes. Ojalá no se entrampe en el divide et impera de la política.

De construirse el malecón, debe ser uno proyectado en el tiempo, de calidad, cuentas claras con cada grano de arena, saco de cemento, varilla de hierro, con cada dólar porteño.

Los dirigentes deben unirse para proteger los intereses del puerto; y la Alcaldía y Prefectura ponerse de acuerdo, enviar mensajes nítidos para tranquilizar a un pueblo de histórica jornadas, como contra los tanques de Anglo, la fábrica de harina de pescado, los cortes de energía eléctrica de los ochenta; hoy inquieto, vigilante, ávido de estricta transparencia con sus fondos y sus obras. (O)