En Ecuador, las mujeres representamos el 51,3 % de la población total. Nos hemos superado, con un 26 % de las mujeres mayores de 24 años ya siendo profesionales. Pero a pesar de estos avances, aún enfrentamos desigualdades significativas: solo somos el 42 % de la población económicamente activa. En cuanto al empleo adecuado, apenas el 28,4 % de las mujeres lo tiene, una cifra que los hombres casi duplican. La autonomía económica sigue siendo un reto, ya que una de cada tres mujeres no tiene ingresos propios y nuestra remuneración mensual promedio es inferior a la de los hombres. Nuestro acceso a crédito representa solo el 42 % de los créditos otorgados. La violencia de género aún es alarmante.
A pesar de estos desafíos, la participación política de las mujeres en Ecuador ha progresado notablemente, alcanzando hitos importantes. Las mujeres hemos logrado una mayor representación en cargos de poder y toma de decisión política. ¿Por qué compartir estos datos con ustedes? Porque aún existen retos importantes.
Hablando de mujeres valiosas, durante un reciente viaje de trabajo a Washington D.C., con un cliente de una fabulosa empresa energética, tuve la oportunidad de tener valiosísimas charlas con Ivonne Baki. Horas de intensas conversaciones que me permitieron identificar visiones del mundo y actitudes muy importantes. Al despedirnos tuvo la gentileza de autografiarme su libro biográfico, Mi destino, los horrores de la guerra y las aspiraciones de paz. De fácil lectura, Ivonne relata su vida: desde su nacimiento en Ecuador, hasta su actual y espectacular vida. Pero no quiero relatarles el libro, más bien quiero que esta columna sea un espacio de gratitud por los grandes aportes que Ivonne Baki ha dado a este país. Desde haber sido la coordinadora del grupo de trabajo con Roger Fisher, director del proyecto Negociación de Harvard, que nos trajo la paz con Perú, su activa presencia diplomática, haber sido la primera mujer embajadora en Estados Unidos, habernos representado en Francia, Qatar, Irak, Kuwait, Omán, Líbano, Jordania y Siria, cónsul honoraria en varias ciudades, embajadora de buena voluntad de la Unesco, creadora de varias fundaciones para conservación del medioambiente, fomento de las artes, resolución de conflictos, e impulso de la paz. También fue la primera mujer ministra de Comercio, con el presidente Jamil Mahuad, presidenta del Parlamento Andino y como cereza del pastel es notable artista, que usa sus talentos para impulsar la paz. Contar todos sus logros es imposible en esta columna. Así como es imposible enumerar su red de contactos internacionales, incluye nombres como Donald Trump y Bill Clinton. En su libro dice: “No es difícil, en un mundo dominado por hombres encontrar personalidades femeninas capaces de competir en liderazgo, firmeza y dirección de los pueblos”. Menciona a Margaret Thatcher, Benazir Bhutto, Angela Merkel, como ejemplos positivos.
Una vida plena, de una extraordinaria mujer que creció entre los tambores de guerra civil en el Líbano, hasta ser una constructora de la paz y la armonía. Gracias por tanto, Ivonne. (O)