En las dos últimas paralizaciones de los pueblos indígenas, un reclamo en común ha sido el precio de los combustibles. Es entendible que el Gobierno busque eliminar progresivamente este subsidio, pues si analizamos algunos datos históricos podremos observar que, entre enero de 2016 y mayo de 2021, se gastaron $ 5.706 millones en subsidios a las gasolinas extra y ecopaís, súper, al diésel y al gas licuado de petróleo. Esta cifra representa el 5,7 % del Producto Interno Bruto (PIB) de 2020 de Ecuador (98.808 millones de dólares).

Es insostenible en la escala temporal mantener un subsidio que represente tantos puntos del PIB de un país.

Es insostenible en la escala temporal mantener un subsidio que represente tantos puntos del PIB de un país, y mucho más cuando existe cierta problemática en las plantas generadoras de los refinados (refinerías del país), ligados a la supuesta modernización que se dieron en gobiernos pasados, en donde aún queda en duda la eficiencia de los sistemas implementados.

Por el momento, el Gobierno anuncia una rebaja de diez centavos de dólar en algunos tipos de combustible, no obstante, el Ejecutivo se queda con el problema del subsidio y en algún momento deberá tratar de eliminarlo nuevamente y se dará una nueva paralización, repitiendo las pérdidas millonarias que nos ha dejado el paro en este 2022. Una solución definitiva es migrar el uso del combustible fósil en los vehículos hasta el año 2040 por energías limpias, convirtiendo a los motores del parque automotor en motores híbridos, en donde se aproveche la gran cantidad de generación hidroeléctrica que tiene el país.

En las redes y la televisión circula un video en el que se indica que con la reducción del precio del diésel, un vehículo tipo camión de pequeñas dimensiones puede ahorrar hasta 450 dólares al año, pero ese ahorro representa apenas un 25 % de lo que pudiese ahorrar un vehículo híbrido, cuya autonomía por galón es de 80 km frente a los 40 o 50 kilómetros de un vehículo pequeño. Es decir, hibridando un auto podemos ahorrar hasta dos mil dólares al año. ¿Qué es más rentable a largo plazo? ¿Qué es más pertinente? Otro acierto que se puede viabilizar es el uso del recurso hidrógeno para los buses de transporte urbano, con el que una combinación de baterías, capacitores y motores de hidrógeno pueden ampliar la eficiencia del consumo de combustible hasta en un 40 %, y reducir las emisiones de manera significativa.

El Gobierno, de manera acertada, piensa en el oligopolio del sector eléctrico del país y del sector hidrocarburífero, ¿por qué no empezar a vender este tipo de iniciativas a sectores privados? De la mano, se debe empezar a abaratar la importación de este tipo de vehículos, además de colocar e implementar fábricas de baterías de distintas tecnologías y elementos usados en los vehículos híbridos, creando de esta manera empleo, ciencia y desarrollo. Inclusive las universidades podrían aportar al andamiaje con proyectos, patentes y desarrollo científico ligado a la infraestructura de I+D. Planteemos un horizonte de 20 años, para que en el futuro progresivo el valor y coste del subsidio a la gasolina no sea una carga fiscal, y el uso de la gasolina sea la última opción debido a los beneficios de las demás tecnologías. (O)