Recuerdo la última estrofa de un poema que se hizo inmortal gracias al amor de Alfred Tennyson que dice: “cierto es que cualquier cosa que acontece, más lo siento cuanto más duele, aun así, mejor es haber amado y haber perdido que no haber amado jamás”.
Erich Fromm dice que “el amor es un arte”, poetas como Pablo Neruda, José Ángel Buesa, Medardo Ángel Silva lo describen de una forma sublime. Al amor se lo pinta, se lo escribe, se lo esculpe en el corazón, el amor solo tiene consuelo la mayoría de las veces en los poemas, en los versos, en los amaneceres, en los atardeceres y se manifiesta en la fidelidad del mar por su querida playa, en la fidelidad de la noche por el día, de la oscuridad por las estrellas.
Leo Buscaglia dice que el amor es la ciencia del corazón y del alma, que el amor solo es patrimonio del que ama y es la única certeza que puede dar fe desde lo más profundo del ser de quien es realmente su dueño.
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El amor es Dios, es la energía, es Jehová, es Yahveh, es el Tao. El amor se demuestra cuando se quiere al niño, el joven, el viejo, el hombre, la mujer, los animales, la naturaleza. El amor está en todos lados, se manifiesta en el silbido del ruiseñor, en el aroma y belleza de una flor, en los amaneceres, en los atardeceres, en los ríos, en los lagos, en los mares, en la lluvia, en las montañas, en todo lo que sea capaz de causar admiración en nuestro corazón.
El amor siempre es un riesgo. Siempre hay que darlo aunque a veces no es recíproco, pero tuya es la satisfacción de haber amado. El amor es libertad, alegría, paz, sosiego. Cuando le preguntaron a Thomas Edison si había fracasado cuando se equivocó miles de veces al construir la batería y el bombillo eléctrico, él respondió que fueron sus triunfos, porque él siempre amó lo que hizo. Solo el amor hace milagros. (O)
Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro















