Un manto de tul azul cubre la costa de Santa Elena, donde el sol en su ocaso cual hostia divina cada tarde se pierde en su horizonte.
La costa de la provincia de Santa Elena es bendecida, al contar con la presencia del océano, logrando ser parte del paisaje marino, su belleza geográfica en cada ribete de la playa es un encanto contando con espacios maravillosos que invitan al esparcimiento.
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El mar tiene su propio encanto, atrae por su enigmática de buenas vibras que produce solo con contemplarlo. Sus fondos marinos cuentan con una belleza de plantas acuáticas y peces de colores que conviven en armonía.
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El océano es una despensa marina, proveedora de alimentos para el mundo y es fuente del trabajo diario de decenas de pescadores.
El mar es el escenario donde este próximo mes de junio se presentan las ballenas con sus danzas y cantos visitando nuestra costa avivando el turismo con avistamientos promovidos por tours. Es imán para la presencia de aves migratorias en sus ramales de estuarios, como por ejemplo, los flamingos rosados.
El mar es un espacio mágico para admirar los ocasos más hermosos que brinda el sol en Santa Elena, contemplados desde los balcones, malecones y glorietas marinas.
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Este próximo 8 de junio se recuerda el Día del Océano que invita a reflexionar sobre su importancia en nuestra vida. Es necesario que volvamos nuestra mirada al mar y reflexionemos qué estamos haciendo para protegerlo. Tenemos que detener su destrucción y evitar seguir contaminándolo con basura no biodegradable, desechos químicos y combustible. El mar está expuesto a morir lentamente si no ponemos en práctica buenas costumbres de no botar basura en él.
En Ecuador deben motivarse políticas que generen la conservación del mar y talleres en la población costera que valoren su entorno. (O)
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Evelio Patricio Reyes Tipán, Santa Elena
