El porte y la tenencia de armas en el Ecuador ha generado reacciones en la comunidad.

Debemos tener en cuenta que nuestra sociedad necesita inversión en salud mental, para que las personas gestionen de forma adecuada sus emociones. Algunas instituciones de educación superior han manifestado que deben realizarse diálogos en los centros de estudios sobre las armas. Quienes trabajamos en los departamentos de consejería estudiantil de las instituciones educativas predicamos la convivencia armónica y la paz, tratamos la resolución de conflictos a través de la mediación, el arbitraje, la negociación, que son técnicas para evitar la violencia. La preocupación es que los permisos para usar armas lleguen a manos equivocadas y provoquen mayor desorden: tiroteos en escuelas, colegios, universidades; como producto de resentimientos, venganzas... El Gobierno debe evaluar el estado psicológico de los futuros portadores de armas, o haga programas de intervención para atender perfiles de suicidas y de agresores. (O)

María Vanessa Triviño Burbano, psicóloga, Guayaquil