Durante estos dos años y seis meses de la actual administración del Gobierno Municipal de Riobamba, la mayoría de ciudadanos habitantes del cantón siente interminables frustraciones y decepciones, porque existían muchas expectativas sobre la gestión y trabajo que emprenderían desde el Concejo Cantonal, el alcalde y los ediles; sin embargo, lo que más ha sobresalido ante la opinión pública han sido los pleitos, enfrentamientos verbales, conflictos de intereses, pago de favores políticos, cuestionamientos y litigios legales, sumisión e intereses personales.

Mientras tanto, los pobladores de Riobamba, de las 11 cabeceras parroquiales y sus comunidades rurales, continúan esperando contar con proyectos prioritarios para mejorar sus condiciones de vida, las cuales en muchos casos han llegado a cuentagotas, y en otras oportunidades han sido obras clientelares, no básicas ni esenciales, que generen un verdadero desarrollo socioeconómico y productivo.

Si hablamos de las poblaciones rurales, el Gobierno Municipal de Riobamba ha llegado con escasas obras primordiales, que no han logrado cubrir las necesidades básicas insatisfechas de los comuneros, que continúan viviendo con insalubres pozos sépticos, con vías intercomunitarias llenas de tierra y lodo, sin alcantarillado ni agua potable, sin aceras, bordillos ni adoquinado, con escasos proyectos de electrificación y alumbrado público, sin una adecuada recolección de basura, sin canchas deportivas y juegos recreativos para la niñez y juventud.

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¡Y qué decir de la cabecera cantonal, mi querida ciudad San Pedro de Riobamba!, llena de huecos, zanjas y baches, en la mayoría de arterias viales. Solo mencionando el sur de la urbe riobambeña, en su mayor parte está en pésimas condiciones para el tránsito vehicular y peatonal. Los mercados y parques, sumidos en el abandono y la desidia municipal; la infraestructura de las unidades educativas, antigua, destruyéndose y deteriorándose.

Hablar del servicio de agua potable es recalcar que seguimos recibiendo el abastecimiento por pocas horas, y encima, cada mes, con imprevistos incrementos en el valor por el consumo, sin justificación alguna; y para colmo, la falta de planificación y organización en la recolección de basura, y con contenedores de desechos sólidos malogrados y desmejorados; para terminar, el caos vehicular, el desorden y el irrespeto a las leyes de tránsito, ante la negligencia de la Dirección de Movilidad, Tránsito y Transporte del GAD Municipal de Riobamba. (O)

Arturo Lara Noriega, comunicador social, Riobamba