El 28 de julio en las oficinas de la ATM de la ciudadela Martha de Roldós solicité la renovación del adhesivo de discapacidad para estacionarme en zonas para minusválidos, ya que al haber obtenido un nuevo vehículo (a nombre de la persona discapacitada) debía hacer el cambio por el nuevo número de la placa.

Mi sorpresa fue que me pidieron un poder notarizado (que sí tengo) y, entre otros, un certificado médico actualizado que debía decir que la discapacidad de quien solicitaba el adhesivo era físico motriz; llevé los certificados de Serli, no los revisaron. Al siguiente día, a mi madre de 93 años —usa silla de ruedas por discapacidad física y su avanzado alzhéimer— su médico le expidió el certificado y escribió los códigos de las dificultades físicas, que requiere de silla de ruedas para su movilización. El 30 de julio fui con toda la documentación; no podían dar el nuevo adhesivo porque en el certificado médico faltaban tres palabras: “Discapacidad físico motriz”. Indiqué que los códigos que constan en el certificado son de Serli, los mismos que pidieron para emitir el carné de discapacidad (que fue otro viacrucis), y si dice que la persona necesita silla de ruedas para su movilización es porque tiene esa discapacidad. Revisaron el carné y como dice “discapacidad psicosocial” y no “física”, no dieron el nuevo adhesivo. Expliqué que en el carné consta eso, porque por el alzhéimer el grado de discapacidad subió del 65 % al 92 %, ya que el anterior sí decía “discapacidad física”. La segunda persona que me atendió dijo que si tenía el carné anterior me daba el nuevo adhesivo. Viajé al sur a verlo, regresé, me atendió una tercera persona, dijo que si el certificado no dice “discapacidad físico motriz” no me daba el adhesivo. Pedí al doctor otro certificado. Ya no tienen argumentos para negarme el adhesivo. Me llamarán para que vaya a retirarlo. Me preocupa que inventen algo más. (O)

María Piedad Lombeida Alejandro, Guayaquil