En el 2014, un conato de incendio desalojó a profesores y estudiantes del Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane de Guayaquil, situado en Hurtado y Esmeraldas. Les ofrecieron una reparación del edificio, sin embargo, han pasado 8 años sin recibir la solución de parte del Ministerio de Educación.

Hasta que se realice la entrega del edificio les asignaron un espacio en el Colegio Vicente Rocafuerte y en la contigua Escuela Costa Rica, pero las instalaciones no son adecuadas para el aprendizaje de instrumentos musicales. Dentro del espacio o salón suenan al mismo tiempo varios instrumentos, un sonido se confunde con otro y es imposible que los niños y adolescentes logren una afinación auditiva. La situación es más caótica para los alumnos de especialización de trompeta a quienes les toca asomar la trompeta por la ventana para no confundirse con lo que tocan sus compañeros. El espacio ‘temporal’ que asignaron al conservatorio no es apto para la educación musical.

En el año 1994 el Municipio de Guayaquil, a través de la ordenanza de fomento a la cultura en sus distintas manifestaciones, determinó la asignación de $ 30.000 anuales al conservatorio, con los que se cubría el sueldo de algunos docentes, no obstante, el fondo ya no se otorga más; sin embargo, este año 2022 se abrieron cursos de artes en diferentes zonas de Guayaquil, que sin dar la formación integral de un conservatorio a niños y adolescentes les asignan recursos económicos.

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El Conservatorio de Música Antonio Neumane ha sido cuna de los mejores músicos de Guayaquil, muchos de ellos nos representan en el país y en diferentes lugares del mundo. No podemos permitir que la única institución que forma músicos profesionales muera por la inoperancia del Ministerio de Educación y el olvido de entidades como el Municipio. (O)

Cecilio Jalil Morante, ingeniero agrónomo, Guayaquil