Siempre he tenido la impresión de que muchos de los movimientos sociales se han manejado por personas con poca capacidad de análisis. Por suerte no son todos.

La naturaleza nos castiga

Las movilizaciones bajo la consigna de exigir el poner fin a la crisis energética, es realmente un despropósito: demuestran nada más y nada menos que una falta de razonamiento. Para cualquier mente razonable es obvio que una crisis de esta naturaleza no se resuelve con exigencias, ni con gritos o vandalismo.

Es mucho más que evidente que las intenciones no son resolver el problema existente, si no, el crear caos y buscar protagonismo.

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Aquí no se trata de buscar soluciones milagrosas, eso solamente lo hacen los dogmáticos, los ignorantes. O los que tengan una finalidad política definida, ya sea propia o inducida.

Con la vara que mides serás medido

A nuestro país le hace falta, desde hace mucho tiempo, que la gente conozca no solamente la problemática si no que tenga los conocimientos técnicos necesarios, no como aquellos que se jactaron de saber del tema y construyeron la central Coca Codo Sinclair en la misma vertiente que se encuentran las otras grandes centrales y ponerla a merced exactamente de la misma contingencia. Es cierto también que una solución a este tipo de problemas no se logra en corto tiempo, este tipo de soluciones deben ser previstas por verdaderos estadistas y verdaderos técnicos.

Las protestas que se realizan y las amenazas, no son más que manifestaciones de orden político que no llevan la intención de resolver el problema, si no de manipular la ignorancia.

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Menos mal no era Ecuador

Pensemos de una vez por todas que es necesario que todos nos involucremos en buscar y proponer soluciones para este problema, que los políticos dejen de lado sus apetencias grupales o personales y antepongan el bien del ciudadano común. (O)

José Manuel Jalil Haas, ingeniero químico, Quito