Queridos jóvenes, a menudo sentimos que el mundo nos pone barreras y no nos deja demostrar lo que realmente valemos. Pero no podemos quedarnos esperando a que alguien nos abra las puertas: llegó el momento de tomar la iniciativa y crear nuestras propias oportunidades. No se trata de esperar el momento perfecto, sino construirlo con esfuerzo, constancia y pasión.

Nosotros, los jóvenes, somos la fuerza viva que puede transformar el presente y construir un futuro más justo, solidario y lleno de esperanza. Tenemos energía, ideas frescas, creatividad y el coraje necesario para cambiar las cosas. En nuestras manos está la capacidad de soñar en grande, de innovar y de atrevernos a romper los límites que otros creen imposibles.

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Para lograrlo debemos creer en nosotros mismos, confiar en nuestras capacidades y mantenernos firmes ante los desafíos. Soñar no basta: hay que actuar, equivocarse, aprender y volver a intentar. Solo así podremos lograr nuestros sueños.

Nunca perdamos la valentía de soñar y la alegría de vivir. Seamos ejemplo de fraternidad y esperanza, guiados por la fe, la empatía y el deseo de hacer el bien. El mundo necesita nuestra creatividad, nuestra valentía y ese entusiasmo que enciende corazones y transforma entornos.

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A todos los que sueñan, dudan, luchan y no se rinden: ¡no tengamos miedo! Si las oportunidades no llegan, construyámoslas. Si las puertas se cierran, abramos ventanas. Si los caminos parecen imposibles, creemos nuevos senderos. Soñemos, trabajemos con pasión y sigamos adelante, incluso si debemos derribar muros para lograrlo.

Este es nuestro momento. Es tiempo de unirnos, de apoyarnos y de creer en el poder de nuestra generación. Creámoslo, actuemos y construyamos juntos un futuro donde las oportunidades no se esperen, se creen, con esfuerzo, unidad y esperanza. (O)

Jorge Defaz Novillo, economista, Milagro